Expresión de Juventud

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En una de mis actividades profesionales como comunicador organizacional, al servicio de mi país.

Saturday, August 23, 2014

La Reforma Universitaria

                                                                Por: César I. Falla Figueroa*



Según la nueva ley universitaria, precisa que solo las carreras universitarias que estén acreditadas, podrán otorgar títulos, las que  no cuentan con la aprobación del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), solo entregaran los títulos a nombre de la propia universidad; así de firme y contundente es la nueva legislación que regirá los máximos centros de estudios superior.

La nueva ley universitaria, en nuestro país es un tema de enorme trascendencia para los intereses nacionales, que amerita una importante reflexión de parte de sus actores políticos, académicos y sociales, en donde cada uno se le brinde el espacio necesario para que sea escuchado y que su participación sea valorada y así poder llegar a consensos que le dé la legitimidad necesaria a la norma; la universidad tiene que ser preocupación de todos, ya que nos referimos al destino del futuro del Perú.

La creación de la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (SUNEU), adjunta al Ministerio de Educación, es una de las medidas más simbólicas de esta polémica legislación. Órgano que se encargará de supervisar la calidad de la educación superior, fiscalizar el uso de los recursos y evaluar el ingreso de nuevas casas de estudio. Hecho que dejaría en un segundo plano (por decir lo menos), la autonomía universitaria.

Tal vez sea en parte una buena iniciativa la conformación de dicha superintendencia, pero para que tenga el peso institucional que corresponde, necesitamos una mejora sustancial en la cartera de educación, puesto que por décadas deja mucho que desear su accionar, a pesar de los avances que se han dado en los últimos tiempos, la educación básica regular aún tiene un bajo nivel; sino fijémonos en los informes de la Prueba Pisa 2013, que nos catapulta como los últimos en calidad educativa en el planeta. Cabe señalar que el SUNEU, estará conformada por nueve integrantes: un representante del Ministerio de Educación, un representante del Centro de Planeamiento estratégico, un representante del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, dos representantes de universidades públicas, dos representantes de universidades privadas, un miembro de colegios profesionales y un representante del sector empresarial.

La promulgación de la ley universitaria, tendrá un impacto importante en esta sociedad estudiantil, en el sentido que en la actualidad la acreditación es voluntaria, pero con la nueva norma, la acreditación es obligatoria. Esperemos que el eventual nacimiento de esta ley, motive la preocupación de nuestras universidades para que cumplan con esta relevante condición que a mi juicio me parece saludable y que confió apunta a la excelencia académica a la que toda universidad debe aspirar.

Otro cambio determinante en la vida de nuestros universitarios, es que para obtener un bachillerato, se deberá presentar una tesis de investigación, lo que antes se lograba con la culminación de la carrera universitaria y el procedimiento administrativo respectivo. En tanto que para obtener una licenciatura o titulación, se tendrá que presentar una segunda tesis, presentar un trabajo de suficiencia profesional o llevar un curso de actualización profesional, además de demostrar el conocimiento de un idioma extranjero o una lengua nativa. Un acápite atinado, pero hubiera sido conveniente ser más riguroso en la norma, definiendo la obtención de la titulación, solo por tesis; ya que esto elevaría sustancialmente el nivel de investigación científica, que tanta falta hace en nuestro país.

Hay mucho por hacer y hay grandes desafíos por asumir en la universidad pública, necesitamos desechar a aquellos docentes y estudiantes que se enquistan en sus cargos y que se aprovechan de su condición como representantes estudiantiles, para su propio beneficio, sin pensar en el beneficio de esta trascendental institución. Necesitamos que los estudiantes eternos sean erradicados de estos lugares, el Estado no puede subsidiar la larga permanencia de estas personas, que parasitan en estos espacios; sin producir y que lamentablemente marcan el retraso de estos centros de estudio. Necesitamos que los planes curriculares se renueven constantemente, y para ello las facultades y escuelas necesitan docentes con total apertura y con una visión a largo plazo, que no cierren las puertas a estos históricos procesos, que solo buscan promover una mejor formación humanista y académica en nuestros estudiantes. 

El espíritu del desarrollo de la norma, debe concebir a la universidad, no como una fábrica productora de máquinas humanas al servicio de las empresas sino primordialmente al servicio del desarrollo del país en su conjunto. Ese es uno de los principales derroteros y en la cual todos los involucrados en este tema deben tener muy presente. Los tiempos de hoy, necesitan de universidades que apuesten decididamente por formar una nueva generación, consciente del papel que le toca desempeñar. Saludo la preocupación del primer poder del Estado, frente a los cambios fundamentales que tienen que darse en estos templos del saber; pero esta reforma institucional, necesita de un mayor debate en el que todos sumen y en el que la universidad peruana sea la única beneficiada. El Perú requiere de una universidad que este a la altura de los retos que nos depara el mañana y en ese sentido tenemos que conducirnos en un mismo horizonte. El presidente Humala, está llamado a liderar este proceso. La hora actual, así lo exige, no perdamos esta extraordinaria oportunidad.

*Licenciado en Ciencias de la Comunicación

 www.cesarfalla.com

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