Por: César I. Falla Figueroa (*)
De pequeño, me enseñaron que los valores, eran uno de los aspectos más
relevantes que promovían en los colegios, como en aquella escuela “Elvira
Bulnes” que tuve la oportunidad de estudiar. Y los niños de mi generación,
tenían la oportunidad de internalizar esos valores que giraban en torno a la
honradez, la solidaridad, el respeto y la educación. Pero poco a poco, conforme
pasaban los años, ya en la secundaria; se iban introduciendo valores muy
necesarios para el desarrollo del país, me refiero a los valores cívico –
patrióticos, como son: la libertad, la identidad, la dignidad humana, la
responsabilidad, el amor, la igualdad y la tolerancia, que terminan siendo la
base por el cual descansa el desarrollo de nuestro Perú. Sin estos valores era
muy difícil emprender acciones heroicas como la de Grau en los mares, Cáceres
en los Andes, Bolognesi en la Guerra del Pacifico o la del mítico Alfonso
Ugarte en el Moro de Arica.
Es ahí donde cobraban importancia cursos como: Educación Cívica, Historia
del Perú, Literatura, en la cual promovían en los alumnos valores y de alguna
manera existía un sentimiento de respeto hacia los símbolos patrios, en
especial a la letra de nuestro himno nacional, junto a lo que representaba
nuestra bandera, cuyos colores blanco y rojo; son una de nuestras máximas
inspiraciones para seguir luchando por una patria mejor, con progreso y
bienestar para todos.
Es muy necesario, inculcar en los jóvenes, el amor por nuestro suelo, la
forja de valores que son la columna vertebral de la construcción de un país
mejor. La niñez y juventud, requiere de esos elementos. y en este proceso debe
estar comprometida toda la comunidad educativa; directores, profesores, alumnos
y padres de familia; solo de esa manera podemos construir una escuela con una
perspectiva de desarrollo bien definida, que nos permita mirar el futuro con
esperanza y optimismo.
Urge en las instituciones educativas de nuestro país, inculcar la incorporación
de cursos como: Educación Cívica, Didáctica del Patriotismo o Manuales de
Instrucción Cívica. Es inconcebible que en las celebraciones institucionales
del primer domingo de cada mes, en nuestro parque principal, al escuchar las sagradas
notas de nuestro himno nacional, los conciudadanos continúen su camino y no se
detengan, a entonar nuestra máxima expresión de peruanidad, una vergüenza que
todas las sentimos y es un tema pendiente, por resolver.
Uno de los valores más significativos, considerado como un valor
patriótico, es el honor; aquel sentimiento que nos motiva a cumplir acciones
que nos elevan el espíritu. Que mejor para un ser humano que ser derecho en sus
actos, diáfano en su actuar y saber
separar lo bueno de lo malo; sino recordemos aquella antiquísima expresión
“Palabra de honor”, muy ligada a aquellos compromisos y deberes con nuestra
patria y que se cumplen de manera decidida, dejada como ejemplo por nuestros
personajes de la historia como: José Olaya, José Abelardo Quiñonez Gonzáles, María
Parado de Bellido, Túpac Amaru, Elías Aguirre, quien en aquella gesta del
Combate de Angamos muere demostrando
amor por su patria, como lo hicieron otras tantas personalidades de nuestra historia.
La dignidad humana, es otro de los grandes valores, muy afín al desarrollo
de nuestro país; consistente en ejercer con rectitud la razón, la libertad y la
moralidad. Fundada en el conocimiento verdadero y profundo de nuestras
facultades. Es decir, hacer que la verdad prime en nuestra interacción con los
demás, en especial con nuestro señor Jesús. Traducido al tema que nos convoca
en esta edición, podemos asumirla como el modelo por el cual nuestros
compatriotas militares tienen una actitud valiente en favor de la seguridad y
defensa de nuestro territorio.
Otro aspecto importante en este tema, es el valor propiamente dicho; base
de muchas acciones heroicas y legendarias hazañas, ya que ello conlleva:
valentía, estoicismo, osadía y fortaleza espiritual. El valor se puede
considerar como un vehículo para cumplir nuestros deberes, sin dejar que nos detenga
nada ni nadie. El valor de la Fuerza y la Virtud, son elementos a cultivar,
sustentada en las acciones de Bolognesi, quemando el último cartucho, de Ugarte
salvando el honor de nuestra bandera, de Grau y su don para desintegrar a la
representación chilena, del “Brujo de los Andes” Andrés Avelino Cáceres;
luchando sin desmayo en aquella Campaña de la Breña y otros tantos héroes que
nos ofrecieron su vida. Personajes del ayer y de hoy que llenan de gloria las
páginas de nuestra historia. En ellos tenemos que inspirarnos, si tenemos
alguna intención, desde nuestro espacio, de hacer algo trascendente por la
tierra que nos vio nacer.
Un valor indispensable para la paz y el orden social y que tiene o mejor
dicho debería tener como objetivo la armonía entre los individuos, es la
justicia; consistente en dar a cada cual lo que le corresponde. Es relevante tener
siempre en nuestros actos este valor, solo así tendremos una patria sólida e
integrada, con oportunidades para todos y en el que seamos iguales ante la ley.
Si hablamos de valores no puede estar ausente la solidaridad, aquella corriente
moral y cívica, que posibilita las más nobles y destacadas realizaciones en el
éxito de una obra colectiva. Concebida como la conciencia misma de la victoria
que nos hermana en el triunfo y que nos agrupa en circunstancias adversas. Es
el lazo que nos une de cara a los grandes objetivos de la patria y que nos
ayuda a salir adelante.
Para finalizar, quiero desearles a todos y cada uno de mis compatriotas, un
¡Feliz 28 de julio! Fecha que debe ser propicia para reflexionar sobre ¿Qué
tanto aportamos a nuestro país? ¿Qué estamos haciendo (desde nuestro espacio)
por el desarrollo de nuestro país?, ¿Qué tan comprometido estoy con el
desarrollo del Perú?, ¿Somos los peruanos, capaces de transformar nuestra
historia?. Interrogantes que solo nuestra conciencia será testigo de esas
respuestas y nos llevará a ofrecer nuestro máximo esfuerzo por nuestros colores
rojiblanco.
* Licenciado en Ciencias de la
Comunicación
Email:
cfallafigueroa@hotmail.com
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