Por: César I. Falla Figueroa*
Parece que fuera ayer que veía con especial
admiración a un “señor” en el mediocampo del Peñarol y de la selección
uruguaya. El “Profesor” Bengoechea, marcó historia en el futbol charrúa y
porque no decirlo en instituciones deportivas de renombre como Sevilla de
España y Gimnasia y Esgrima de Argentina. Mi generación, tuvo la suerte de
disfrutar la última etapa de un grande del futbol sudamericano. Poseedor de una
envidiable técnica para patear, sus recordados tiros libres; que hacían vibrar
a las almas que lo seguían. Como futbolista profesional, Bengoechea fue un
ícono del balompié latino, para los que pudimos apreciar su juego; pero como
entrenador no ha tenido mayor logro que el de asistir al “mago“ Markarian; en
el intrascendente camino que significó la eliminatoria rumbo al mundial de este
año. Su elección desató un mar de críticas en todo el país, pero en especial de
los técnicos nacionales; como Juan Carlos Oblitas, quien fue muy frontal con el
despreciable presidente de nuestra federación.
No era para menos, de forma inexplicable y
sin el menor fundamento, se le estaba dando la dirección técnica de la
representación nacional a un ex jugador que recién comenzaba su carrera y que
debió primero quemar etapas, si es que era su objetivo asumir la conducción de
la selección de un país. Debió entrenar, mínimamente, a un equipo de mitad de tabla de la primera
de Uruguay, antes de atreverse a asumir tremenda responsabilidad. Hay que ser
conscientes que no basta con buenas intenciones, sino que se necesita preparación,
capacidad y experiencia; que se pondrá de manifiesto en los momentos difíciles,
por el que todo responsable de equipo, pasa.
La noticia de su designación, como nuevo técnico
de nuestra selección, en honor a la verdad, no me causó mayor sorpresa,
conociendo “la trayectoria” de su hoy jefe, Manuel Burga Seoane. Con decisiones
siempre de espaldas al sentimiento popular, como su negativa a renunciar al
frente de la Federación Peruana de Futbol, sin importar la opinión de la
mayoría de peruanos., mostrándose indefendible; sin argumentos que puedan
rebatir el clamor de un pueblo.
La presencia de Bengoechea, revela abiertamente,
la continuidad de Don Sergio, en el equipo bicolor, tal vez, como: Jefe de la
Unidad Técnica. Pero más allá de ello, expresa la continuidad de un proyecto
que fracasó, no por no clasificar al mundial de Brasil; sino porque se
persistía en el error, se cometieron faltas disciplinarias y no se hizo nada al
respecto y se mantuvo, como un grupo privilegiado a los mal llamados “cuatro
fantásticos”, que por más bajo nivel que mostraban en la selección, siempre
estuvieron en la oncena nacional; permitiendo que algunos de ellos manejará,
groseramente, los hilos del conjunto patrio.
No se puede concebir que, (por sus propias
declaraciones) el nuevo estratega nacional, califique el proceso llevado por Sergio
Markarian, como que no fue un fracaso. Al parecer, el 95% de peruanos, se
pronuncia de manera contraria. No es posible que se elija al asistente de un
técnico que se dejó manipular por los propios jugadores y que peor aún, por jugadores
que no han demostrado jerarquía y que no han tenido ningún éxito en el equipo
de todos, sino el alcanzado en sus clubes.
Me da la impresión que lo de Marcelo Bielsa,
fue una cortina de humo del impopular Manuel Burga. Algo me dice, que la decisión
de la elección de Bengoechea, ya estaba tomada y que solo esperaron el momento
para dar la nefasta noticia y hacer la voluntad de un hombre que no tiene
mayores objetivos, que el de llenarse los bolsillos, asistir a cócteles y
disfrutar de los viajes de placer que la FIFA y que su “padrino” Blatter, da a
sus engreídos. Era casi imposible que el laureado técnico argentino, acepte una
cordial invitación de la FPF, puesto que en nuestra realidad futbolística no se
generan las condiciones básicas, ni mucho menos las exigencias que el maestro
Bielsa pueda solicitar.
Con críticos problemas de representación en
la federación, con una modesta infraestructura deportiva, que aún falta mucho
por desarrollar, con un pobre nivel de jugadores que participan en el torneo
local y con un mezquino apoyo al deporte de parte del Estado. Todo ello y más,
hace que era como un sueño irrealizable pensar que el rosarino se iba a poner
el buzo rojiblanco. El observador y acusioso coach, iba a exponer al ojo
público, su prestigio bien ganado durante años, en los diversos clubes donde
participó con notable éxito. Prestigio que no estaba dispuesto a poner en tela
de juicio, por la crítica de nuestro país, así que la respuesta del reputado
estratega, era fácil de presagiar.
De haber sido positiva su elección, hubiera
sido un verdadero hecho histórico, que no nos iba a clasificar al Mundial de
Rusia ni de Qatar, pero (conociendo el perfil del ex técnico gaucho) iba a
diseñar toda una planificación a mediano y largo plazo; seria y sostenida que
nos dé una esperanza fundada de un mañana mejor en el futbol y en el valioso deporte
peruano.
Qué pena que nuestro futbol, este en manos de
un sujeto como Burga que no representa a la afición nacional y que al
contrario, tiene un comportamiento que lo catapulta como un enemigo de ella,
comportamiento que esta exterminando toda esperanza de que el deporte más
popular de una nación, resurja para regocijo de un pueblo y de una niñez y
juventud que encuentra en el futbol, una forma de encontrar el progreso y
bienestar propio y de sus familias. Que lastima que no podamos decirle al
“profesor” Bengoechea, al que no se le puede responsabilizar de esta crisis,
que tiene nuestro respaldo y que lo apoyaremos en su labor como conductor de
este proceso; camino a la Copa América de Chile 2015 y tal vez, camino a Rusia
2018. Las circunstancias, tan insolentes y contradictorias, generadas por el “mandamás”
de la FPF, han hecho tener esta actitud, del cual el país en su conjunto,
siente desazón e indignación.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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