Por:
César I. Falla Figueroa*
El acaparamiento de medios
de comunicación, es uno de los temas nacionales que ha cobrado mayor
importancia por todas la opiniones públicas del país y debemos felicitarnos que
sea así, ya que está jugando una serie
de libertades fundamentales para el desarrollo de nuestra civilidad y en la que
los periodistas tenemos que salvaguardar, por que se garantice el acceso a la
diversidad informativa en nuestros espacios.
El título III del Régimen
Económico, Artículo 61 de la Constitución Política del Perú, afirma de manera
muy enfática, respecto al tema que nos convoca en esta columna: “La prensa, la
radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y
en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad
de expresión y de comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio
ni acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de
particulares”.
Es por ello, considero que
no podemos permitir este tipo de prácticas monopólicas; ni por el lado del
grupo “El Comercio”, ni por el lado del propio grupo “La República”, ni por
cualquier otro grupo empresarial de medios; porque según dicen; los señores del
diario decano del Perú, le ganaron por puesta de chequera a la organización de
la familia Mohme, en la operación para comprar Epensa de los Agois, por ende un
sector de la crítica señala que es un problema de carácter privado, pero en lo
particular considero que se equivocan y
que es un tema que nos atañe a todos los peruanos. La posición, sobre la cual
debemos sustentar nuestro punto de vista, va más allá de a qué grupo
periodístico nos refiramos.
En un país, como el nuestro
con un proceso democrático frágil, mejor dicho aún en construcción es muy
dañino el dar paso a esta cuestionada concentración de medios, ya que pone en
alto riesgo nuestra libertad de información y de opinión y en el cual, nosotros
como consumidores nos vemos perjudicados. A su vez, la libertad de prensa, de
publicar algún medio de prensa en diferentes ámbitos; sin ver perjudicados a
los pequeños medios que van apareciendo en el mercado informativo, como una
legítima propuesta que pueda enriquecer los diversos enfoques noticiosos,
siempre y cuando sea efectuado con profesionalismo y ética.
Desde esta tribuna, a pesar
de supuestos intereses que pueden perseguir, saludamos la acción de amparo
presentada por los ochos colegas ante el Poder Judicial, solicitando que se
anule el acuerdo comercial suscrito entre El Comercio y EPENSA, frente a la
flagrante violación del famoso artículo 61 de la ley de leyes. Un acto que
tiene el propósito de frenar la intención de que este prestigioso grupo
periodístico, alcance cerca del 80% de
la prensa escrita en nuestra patria.
Los ocho periodistas, que
han presentado la acción de amparo, son: Enrique Zileri (Presidente del
Directorio de la Revista Caretas), Augusto Álvarez Rodrich (Presidente del
Instituto Prensa y Sociedad), Rosa María Palacios (Periodista de Radio
Exitosa), Fernando Valencia Osorio (Director de Diario 16), Luz María Helguero
(Directora del Diario “El Tiempo” de Piura), Gustavo Mohme Seminario (Director
del Diario “La República”), Mario Saavedra - Piñón Castillo (Perodista y
escritor de larga trayectoria) y Mirko Lauer (Miembro del Diario “La
República”).
Un ejemplo que podemos
destacar, en medio de este problema, nos da España que para no permitir estas
faltas, existe una Comisión Nacional de la Competencia, que es la que autoriza
o no, compras o funciones de órganos de prensa, que puedan superar el 30%. Hay
que señalar que en democracias sólidas, como la Norteamericana o Europea no se
permita este tipo de acciones, que afectan la marcha democrática de una nación.
Tema, que debe generar toda una profunda reflexión en las universidades. Tenemos
que generar mesas de debate en las escuelas de ciencias de la comunicación;
donde docentes, estudiantes y periodistas invitados, expresen su punto de vista
y fijen su posición respecto a esta materia. Tomemos conciencia que este tema
es determinante para la vida de los ciudadanos y más aún para los actores del
periodismo y la comunicación.
Respecto a la posibilidad de
una ley de medios, creo que mejor sería apostar por una autorregulación, con
espacios comunicacionales comprometidos con el progreso y desarrollo de los
pueblos y la necesitamos urgente. Pero el Congreso de la República que tenemos
en las últimas décadas, carece de la autoridad moral, para legislar en un tema,
tan ligado a la ética y a los valores en su conjunto, que justamente es lo que
justamente es lo que falta, en un importante sector de padres de la patria. En
definitiva, no es el escenario propicio para sostener un debate con el nivel
intelectual que corresponde, y con la sensatez imprescindible para poner
obstáculos a la concentración de medios.
Una legislación de esta
naturaleza, debe estar lo más alejada del gobierno. No podemos retroceder a
intervencionismo que no nos conduciría a nada bueno. Esta ley tiene que ser
resultado de un debate, responsable y sesudo, que parta de un consenso entre
los sectores políticos, sociales y empresariales, en favor de una comunicación
al servicio de las mayorías, en el que el beneficiado sea el pueblo y no se
ponga por encima los intereses empresariales de determinados grupos.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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