Por:
César I. Falla Figueroa*
Solo
la fuerza que me das desde el cielo, me permite escribir esta columna, del cual
te mostrabas tan orgullosa y contenta. Eras tan hincha de “Expresión” y en
especial de mi espacio de opinión, que me emocionaba mostrarte el Semanario y
enseñarte semana a semana un nuevo artículo de tu hijo querido. Ya no estás
físicamente conmigo, pero sé que tu espíritu me acompañará donde yo vaya, como
un angelito, el angelito más hermoso que pueda estar a mi lado.
Esther
Figueroa Figueroa, tu ejemplo de lucha, seguirá en pie, nunca morirá. Nada ni
nadie perturbarán, el camino que nos trazaste, seguiremos religiosamente tu
mandato; continuando en la tarea de hacer realidad tus sueños, que es el de un
futuro mejor para cada uno de nosotros. Ofreciéndote lo máximo de nuestro
empeño, para que desde el cielo te sigas sintiendo orgullosa de nosotros, tus
hijos y que seas testigo de la admirable valentía de tu amado esposo.
El
último sábado que salimos a pasear por el centro de nuestra ciudad, como
clásica costumbre nuestra, se vio interrumpido por una lluvia de verano y
quedamos en salir la próxima semana, esa semana no llegó; pero me queda la
infinita satisfacción de que hayamos compartido mucho tiempo juntos;
disfrutando de lo mejor de nuestro adorado Chiclayo; contando nuestras
experiencias y apoyándonos el uno al otro, pasando lindos momentos que solo
quedarán grabados en mis más bellos recuerdos y en nuestros corazones.
Fuiste
y serás hasta la eternidad; mi alma, mi piedra angular, mi amiga, mi compañera,
mi confidente, mi columna vertebral y por supuesto mi madre. Solo Jesús es
testigo, de cuanto nos hemos querido y amado. Consagraste tu vida a mí y yo
consagré mi vida a ti. Ese fue la mística de nuestra unión, la que nos hizo
inseparables hasta el firmamento.
Nos
dejas a tu compañero de más de 40 años, tu querido “Goyo”, mi querido papá, para
concentrar nuestros mayores esfuerzos en él. Solo te pido mamita, que nos des
las fuerzas necesarias para seguir edificando lo que tú día a día construiste
con mucho amor. Dabas todo de si por nosotros, ahora nos toca a nosotros salir
adelante y batallar en la vida sin desmayo, como siempre ha sido nuestra existencia,
hasta que Jesús determine nuestra partida.
Dejas
a Paola, tu hijita querida; pidiéndome en vida que vea por ella y que la cuide
y así lo haré, le daré todo mi apoyo y haré lo que este mi alcance para que
siga adelante. Te ofreció hace poquito su título de Licenciada en
Administración de Empresas, y ten por seguro que seguiremos a la conquista de
mayores logros en tu nombre y para beneplácito de mi papá, que le servirá de
motivación para seguir este camino.
Hoy
nos toca honrar tu nombre, tu apellido y tu palabra, “yo sigo adelante”, es una
oración que será la bandera de todos nuestros actos. Hoy, tenemos que respetar
el designio de nuestro Señor, así sintamos dolor y te extrañemos
desconsoladamente. Sé que aquel 24 de enero, estuvo reservado para ti y que fue
tu destino y que los 31 años que estuvimos juntos en esta tierra, signifiquen
una gran lección de vida para mí y un compromiso de sangre y de alma, de honrar
tu memoria. Te doy mi palabra que así será, hasta el final de mis días.
Hice
realidad tu deseo de velarte en el Velatorio de nuestra Beneficencia, te
gustaba ese local, cerca de tu querido Hospital “Las Mercedes” y de tu
significativa calle Luis Gonzáles, hice también realidad tu deseo de cantarte aquellas
sentidas letras de nombre “Amor Eterno” de tu ídolo Juan Gabriel; aquella
melodía que cantabas en casa y que me pediste, muy dulcemente, que te la dedique
en tu sepelio ¡Misión cumplida mamita! Estoy convencido que desde el cielo,
leerás esta columna y te sentirás tan contenta como siempre. Ahora solo me
queda aferrarme a la esperanza de que al terminar mi ciclo en esta vida, cuando
el señor lo decida, me encontraré contigo y vivir hasta el infinito junto a ti,
mi más entrañable amor.
Gracias
por tu amor, gracias por tu cariño, gracias por los domingos de mercado y de ver
grata televisión juntos, como siempre, en la maravillosa década de los ´80 y
mediados de los ’90 en donde disfrutábamos de programas como “Hola Yola”, “Enhorabuena”
y “Triki Track”, entre otros. Tengo el vivo recuerdo que la pasábamos de lo
mejor y esos momentos de alegría, jamás se borrarán.
Gracias
por esos domingos de vermut en nuestros Cines “Tropical” y “Colonial”. Gracias
por asistirme cuando me enfermaba. Gracias por aquellos paseos en la playa. Gracias
por estar siempre presente en las actuaciones de mi entrañable Colegio “Elvira Bulnes”.
Gracias por imprimir con tu ejemplo, valores como: la responsabilidad, el
respeto, la honradez y la disciplina.
Gracias
por levantarme temprano al colegio, gracias por aquella bonita lonchera roja del
“Auto Fantástico” que me compraste en mi época de cuna jardín, gracias por
enseñarme la palabra felicidad, gracias por convertirte para mí en el ser más
sublime de este mundo. Gracias por formarme a tu imagen y semejanza. Siempre te
tendré y te tengo en mi mente y siempre se hará tu voluntad, por sobre todas
las cosas. Siempre serás mi eterna compañera. Hasta pronto Mamá.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueora@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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