Por: César I. Falla Figueroa (*)
Tal vez la considere una de las experiencias
más maravillosas que me ha podido ocurrir en mis 32 años de vida. La tutoría
universitaria ha significado desde el tiempo que la asumí, un compromiso
central, tanto en el terreno personal como profesional; ya que no se trata de
una clase convencional o de sentirla como un mero dictado de un determinado
curso; sino de una vivencia muy especial y trascendente, que exigía, en mi
condición de docente, responsabilidad con el presente y futuro de mis
estudiantes; dejando de lado factores de tiempo y las barreras que me
distancien de los estudiantes.
El apreciar el rostro de expectativa y de alegría
de los jóvenes universitarios, desde el primer día de este simpático proceso,
se ha constituido en una gran motivación para el suscrito, y se convirtió en la
base sobre la cual iba a girar la experiencia y el gran desafío que era
mantener esa actitud, que nos permitía compartir de la mejor manera, cada una
de las sesiones tutoriales.
La tutoría en este escenario, tiene como
propósito principal; facilitar a los estudiantes, su inserción y adaptación a
la vida universitaria (I al IV Ciclo), por medio de informaciones,
conocimientos y herramientas; propiciando actitudes que les permitan enfrentar
con eficiencia, los retos que nos plantea la enseñanza universitaria; en la
perspectiva de conseguir la calidad institucional. En este espacio, se
socializan las dudas, inquietudes y aportes de los estudiantes, a través de una
serie de herramientas como: dinámicas de grupo, intervenciones orales, vídeos,
sociodramas y reflexiones, que nos permitan recoger estan informaciones de
manera interactiva y armónica; para comprensión de todos los que forman parte
del proceso.
Tiene como objetivos: Familiarizar a los
estudiantes con el ambiente universitario, hecho que va a facilitar su
incorporación a esta comunidad. La tutoría, también sirve de coordinación,
entre las diferentes áreas y estamentos de la casa de estudios superior; promoviendo
la participación del tutorado en las diversas actividades de carácter
académico, cultural, deportivo y de proyección a la comunidad, que le
posibilite conocer la realidad de la universidad y de esa manera, ir sembrando
un sentimiento de identidad con ella, una enorme labor y que suscita una
revolución al interior de esta gran institución. Además de contribuir al
mejoramiento de las condiciones de aprendizaje, un objetivo crucial que puede
marcar a futuro el éxito del universitario, en lo que compete a su rendimiento
académico.
Esta labor, busca que los universitarios
aprendan a conocerse así mismo; a partir de que piensen en la forma como se
comportan con su comunidad y como asumen su rol como universitarios. La
tutoría, sirve para que el estudiante adquiera una visión global y de su entorno, en la medida
que tome conciencia del establecimiento de las metas personales para la
construcción de su proyecto de vida, asimismo asumir su realidad y saber actuar,
en función a la circunstancia en la que se encuentra. Desarrolla los esfuerzos
necesarios, para que el educando tenga un adecuado manejo de sus emociones y
reacciones; aprendiendo a aceptar y respetar las diferencias e
individualidades, Así como aprender a tolerar la frustración, en la que muchos
jóvenes caen; tratando de encontrar alternativas de solución a sus
problemas.
La creatividad de los jóvenes es infinita,
puedo dar fe de ello luego de recibir un trabajo de Carolay, una empeñosa estudiante
de Derecho de segundo ciclo, al cual califique de “obra de arte” tanto en su
forma como en su fondo, el cual no desaproveche la oportunidad para reconocer
su esfuerzo; eso es precisamente lo que debe despertar la tutoría universitaria,
la motivación y el emprendimiento por hacer bien las cosas y dar lo mejor de
sí, para un buen propósito.
La tutoría universitaria, me ha permitido
llegar al alma de los jovencitos que están a mi cargo; propiciando un clima
favorable para la vivencia tutorial. Ha sido la
oportuna ocasión; para conocer sus sueños, sus pareceres y sus
inquietudes sobre su presente y futuro. Así como el gesto por corregir malos
hábitos e ir marcando su camino, con buenas acciones. Es increíble, las
inmensas ganas que tienen los universitarios, por expresarse; manifestando su
apoyo y su admiración a toda buena acción y dejando en claro su inconformidad
ante atropellos y casos de corrupción que vemos a diario y que van en
contraposición con los principios y valores, que desde la labor tutorial tratamos
de cultivar. Esto es lo que genera este accionar, una cadena de cambios en
positivo, que nos permite contribuir a la transformación de la juventud
universitaria; desde el ámbito personal, estudiantil, el de su propia comunidad
y del país en su conjunto.
Esta experiencia, da la gran oportunidad a los
estudiantes y al autor de esta columna; de quizá a través de una dinámica de
grupo, de una frase, de un vídeo o de un diálogo abierto y sin complejos;
reflexionar sobre nuestra actuación en los diferentes campos de nuestra vida,
desde lo más simple, como es proponerse de ahora en adelante a levantarse
temprano para cumplir con sus actividades académicas, hasta afianzar su
comunicación con sus padres y hermanos, y así ir planteándose mayores desafíos;
en el mañana y de forma estratégica ir inculcando valores que los ayude en la
conducción de su aún temprana existencia.
Mi reconocimiento a la Universidad Señor de
Sipán y a su departamento de Tutoría, por encaminar de manera planificada y
consecuente, esta área; al cual considero clave en el proceso pedagógico de
enseñanza – aprendizaje, a nivel universitario. La tutoría requiere del
compromiso de toda la comunidad estudiantil. Se trata de un servicio
fundamental que tiene la noble tarea de orientar a la juventud y apostar de
forma decidida y responsable por su formación integral, muy necesaria en estas
últimas décadas.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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