Por: César I. Falla Figueroa*
La
situación por la que atraviesa el Colegio de Periodistas de Lambayeque es
penosa, y viene, en el orden institucional deteriorándose por situaciones que terminan
siendo una especie de cáncer, no solo institucional sino nacional y que han
sumido, a mi querido colegio, en un retroceso, contradictorio a lo que debería
ser su natural dinámica (dada sus características), como el enquistamiento en
el poder, la informalidad en su gestión y la pobre consecuencia en su dirección.
La
institucionalidad de nuestro colegio, en la actualidad, se ve mellada por actos
que se encuentran distantes de la ética y a una gestión eficaz y eficiente.
Ahora vemos una actual dirección del Colegio de Periodistas sumida en el
atraso, el desprestigio y el desgobierno, del cual todos los que integran este
gremio y en especial su junta directiva, debemos y deben sentir vergüenza.
Para
poner solo un ejemplo de la desorientación en la que está envuelta nuestro colegio;
vemos con intolerancia que el auditorio de nuestro gremio, está al servicio de
eventos privados y no exclusivamente del colegio, como tiene que ser. Desde mi
concepto, la infraestructura en especial el auditorio, debe estar destinada a ser
un centro cultural, que promueva los valores institucionales de nuestro
colegio, y por qué no pensar en que sea depositario de una de las mejores
bibliotecas de nuestra provincia, para beneficio de los estudiantes de ciencias
de la comunicación de este lugar.
El
Colegio de Periodistas de Lambayeque, como todo colegio profesional es una
organización regida por los cánones democráticos, cuya práctica debe guiarse
por criterios de verdad, libertad, transparencia, respeto, justicia, ética, responsabilidad
pero son precisamente esos aspectos los que carece, hoy en día, la casa
periodística en mención y es menester poner la voz en alto, para que esos
valores se vuelvan a imprimir en su auspicioso quehacer (en algún momento) y
que sea el verdadero hogar de los profesionales del periodismo.
Los
impedimentos para realizar las elecciones para elegir a las máximas autoridades
de nuestra organización, haciendo uso de una serie de argumentos que no se
ajustan a la verdad, son una lástima en el objetivo de recuperar este espacio
social. Las frustradas elecciones del año pasado, era el momento propicio para
pensar en el futuro, para generar armonía y consensos entre los colegiados y una
prueba de fuego para deponer intereses personales, en la perspectiva de
transformar su marcha gremial.
A
quien le toque asumir las riendas del colegio, considero que debe sumar
voluntades, ser convocante sin ninguna intención de encerrarse entre cuatro
paredes; proceder que termina postergando el desarrollo de nuestra entidad. Tiene
que devolverle al colegio la confianza entre sus mimebros y su presencia activa
en la sociedad lambayecana. Atrás quedaron las épocas en que nos hacíamos
presentes en marchas y en reuniones con la sociedad civil, donde el Colegio de
Periodistas; tenía capacidad para proponer iniciativas y exigir el cumplimiento
de los acuerdos en temas de la agenda departamental; logrando ser interlocutor
válido como fue en el periodo, presidido por mi gran amigo, Hubert Limo Mendoza;
hoy gozando de la paz eterna. Sin duda uno de los tiempos de gloria de esta
importante organización.
Necesitamos,
ser ejemplo para las nuevas generaciones. El Colegio de Periodistas, está
llamado a convertirse en un paradigma docente del ejercicio del periodismo a
través de una labor tesonera que nos señalen un rumbo claro, de hacia dónde
debe dirigirse el ejercicio periodístico. Asimismo, en claves y trascendentes temas
de nuestra población que tengan como propósito, promover el progreso y
desarrollo de la misma. Es fundamental que entre los colegiados que estamos
empeñados en esta transformación, efectuemos un trabajo de concientización para
ir integrando a esta apuesta por el real cambio, a más colegas que se
comprometan con la causa de salvar a esta noble entidad, de la inercia y el
olvido social.
Es
hora de dar el paso a otra directiva que transmita calidad personal y
competencia profesional y compromiso gremial, con una misión definida de lo que se debe realizar en la institución y
una visión clara de cuál va ser nuestra proyección como órgano rector que acoge
a todas las mujeres y hombres de prensa, que son difusores de los hechos que le
atañen a la sociedad peruana y que requieren de un estamento que los represente
y respalde, en su estratégica trabajo en bien de este pueblo.
La
historia debe ser diferente. Tenemos que ser capaces de darle vitalidad y un
futuro consistente a esta institución. Necesitamos el concurso de jóvenes
profesionales; libres de todo vicio, con principios y valores bien cimentados, con
mentalidad abierta y con la mejor disposición para marcar un nuevo comienzo en
nuestro querido colegio. No podemos permitir que los resentimientos, odios y la
mediocridad, nos ciegue del gran compromiso y desafío que tenemos para el
presente y el mañana con la casa que nos acogió y nos seguirá acogiendo.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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