Por: César I. Falla Figueroa*
El 27 de Enero pasado, la Corte Internacional
de Justicia de la Haya fijó nuestra nueva frontera marítima con Chile, cuyo
fallo histórico otorgaba al Perú una parte del mar del Pacífico que estaba bajo
el control del país sureño. En función a la sentencia de los 38,000 kilómetros
cuadrados en cuestión, nuestro país ganó unos 21,000 kilómetros. Adicional a
los 28,000 kilómetros del triángulo externo; totalizados serían aproximadamente
50,000 kilómetros cuadrados que ha ganado nuestra patria. Un hecho que nos puso
contentos y que elevó, a muchos, la autoestima nacional.
Esta sentencia internacional, trascendente
para los países de Perú y Chile, necesita que los pueblos en litigio y en especial
sus universitarios estén informados de este emblemático fallo. Ser
universitario significa un compromiso con su población y en esa medida, tenemos
que estar enterados e involucrados, en temas que nos atañen por cultura y por
un sentimiento nacional.
Por ello es necesario que los catedráticos
estén lo suficientemente preparados para comunicar los alcances del fallo de la
Haya, a sus estudiantes. La universidad, por su naturaleza, debe ser el
epicentro de la ilustración de este tema, crucial para la vida nacional. No
podemos dejar pasar esta oportunidad de cultivar en los educandos esta
sensación de victoria peruana y de madurez política por parte de los
representantes de ambos Estados.
Sería muy oportuno que las editoriales de
muchas universidades del país, se aboquen a la producción de textos y vídeos
pedagógicos, que tengan como finalidad dar a conocer las bondades del fallo de
la Haya y que tengan claro respecto a las consecuencias de la victoria
conquistada, bibliografía realizada de manera amigable y didáctica. Hay la
expectativa que en adelante se puedan ir generando en estos espacios del saber,
trabajos de investigación e ilustración respecto al juicio sostenido con los
mapochos, en el propósito de comprender y buscar sensibilizar sobre la importancia
de esta sentencia y la reafirmación de nuestra soberanía marítima.
Tenemos que internalizar en nuestros jóvenes en
la idea que el fallo de la Haya es una oportunidad de desarrollo, puesto que
con este fallo y la aceptación por parte de ambos países ha culminado, en la
teoría, toda posibilidad de conflicto. Es por ello, que a partir de esta
experiencia, de por si algo embarazosa, tenemos la oportunidad de pensar en
nuestro desarrollo en conjunto; ambos tenemos intereses económicos en conjunto,
nos une una tradicional integración cultural producida por mutuas migraciones.
A propósito de ello, es necesario que en estos centros de estudios se hable de
integración y qué mejor de integración latinoamericana. Es ahí donde el fallo
de la Haya, resuelto de forma decente y plausible, por un tribunal de justicia
del más alto nivel, se constituye en uno de los mejores escenarios para
decidirnos a trabajar una agenda en conjunto muy activa y que tengan como
derrotero el desarrollo binacional.
Luego de leído el fallo, la proyección es
mirar hacia delante y fomentar en los estudiantes, un fortalecimiento en las
relaciones históricas, culturales y comerciales que tenemos con este país
fronterizo; al margen de los problemas que se hayan originado en el pasado. Aquí
descansa, el desafío de universitarios chilenos y peruanos, que pasa por que a
través de sus actos, refuercen un espíritu de integración entre estas naciones.
Uno de los maravillosos espacios que deben
ser muy bien aprovechados, en beneficio de la educación superior es la Alianza
del Pacífico, en el rubro de la Movilidad Estudiantil y Académica, en el que se
encuentran comprometidos no solo Chile y
Perú, sino también naciones como: México y Colombia. Se trata de un programa
que tiene como objetivo contribuir a la formación del capital humano, por medio
del intercambio académico de estudiantes de pregrado y doctorado, así como la
cristalización de pasantías académicas, a fin de lograr la superación de la
desigualdad socioeconómica y la inclusión social de sus habitantes.
La vida nos ha permitido, presenciar a través
de los medios de comunicación, un meritorio ejemplo de civilización; que sin
duda marcará la vida de peruanos y chilenos, sobre todo de los connacionales,
que nos encontramos en pleno proceso de construcción de nuestra convivencia
social. E ahí su carácter histórico para las actuales y próximas generaciones.
El Fallo de la Haya ha significado para los
peruanos, una prueba fehaciente de fortalecimiento de nuestra identidad
nacional, sentimiento que debe ser compartido por todos los universitarios. Es
en este sector social, que serán los futuros profesionales del mañana es muy
importante fomentar este valor que nos eleva como elementos parte de un
territorio. La emisión del fallo, se perfila como una zona de aprendizaje sobre
la armonía en la región y la capacidad para responder a los retos del futuro y
el desarrollo global que la vida nos plantea.
Luego de aquel 27 de Enero, esperemos de todo
corazón que se abra paso el desarrollo integral estos dos pueblos; en un ámbito
vivencial, cívico y democrático que forja una afirmación de la soberanía, de la
identidad nacional y de nuestra conciencia histórica, enrumbada a propiciar la
paz entre dos poblaciones hermanas. Frente a ello, la educación y en especial
la enseñanza superior efectúa entre los mejores sentimientos y satisfacciones
comunes, en un terreno de valoración y respeto mutuo. Desde esta tribuna, saludo
con alegría y entusiasmo, la promesa de ambos gobiernos sobre el irrestricto
respeto y el acatamiento del fallo, garantizando con ello que (esperemos) le
pongamos fin a este proceso e ir de fondo a los temas de la problemática local,
nacional e internacional.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
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