Por: César I. Falla Figueroa*
Hace unos días, haciendo un
paréntesis a mis actividades cotidianas, estuve por una conocida biblioteca de
nuestra ciudad; ahí compartí mesa con una pareja de universitarios y por
natural curiosidad me adentre de alguna manera (sin querer) en su conversación;
en donde me enteré, a modo de una somera muestra estadística, de los temas que
hablan hoy en día los jóvenes. Tengo que ser sensato en decir que varias cosas
me sorprendieron y otras solo ratifican mí tesis de la crítica situación por la
que atraviesan los jóvenes universitarios en el Perú.
Entre llamadas por celular y
mensajes por facebook, sus temas giraban en torno al “tono” de este fin de
semana, al lugar donde iban a estar el infaltable sábado por la noche, la hora
que iban a quedar, el baile de moda, expresiones de cariño “más o menos”
discretas puestas en escena y no podían faltar las jergas de siempre, que
sellan su forma muy particular de entablar sus diálogos; códigos de comunicación
y gestos totalmente repudiables para el lugar, el momento y la etapa determinante
donde se encuentra esta pareja; que de alguna manera simboliza a buena parte de
los universitarios y con ello el muy bajo proceso de aprendizaje en el que se
encuentran los que la sociedad hace llamar como “futuros profesionales del
país”.
Para ser sincero, esperé
encontrar a dos jóvenes habidos de aprender lo que “supuestamente” estaban
investigando, que compartían pareceres respecto a lo que iban encontrando y que
trataban de construir sus propias conclusiones de la tarea emprendida, pero
nada de eso. Sus reales intereses estaban fuera de su “labor universitaria”,
los muchachos estaban “en otra”.
No dudo de que la oferta de
las modernas universidades del departamento y de mí propia “alma mater”, la
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo; es de las mejores y que tienen firmes
propósitos de formar profesionales de primer nivel, al menos a nivel regional
con cierta proyección nacional e internacional, pero el deprimente estado en el
que se encuentran la mayoría de universitarios en el país, hace que no podamos
tapar la realidad con un dedo.
Apuestan por resultados
cortoplacistas, quieren asumir jefaturas sin ir desde abajo. Creen que por ser
jóvenes y más aún universitarios tienen el mundo en su bolsillo; hace falta
humildad y un poco de conocimiento de cómo va marchando la realidad de las
empresas que actúan en nuestro mercado, para que puedan confrontar sus
respetables puntos de vista con lo que se ve realmente en la actualidad.
No todos son como aquella
pareja, hay jóvenes tanto en la universidad pública como privada que es muy
meritorio su desempeño, varios de ellos con muy pocos recursos forjan una
carrera universitaria destacada y logran alcanzar el éxito con sacrificio y esfuerzo,
como resultado del buen trabajo de sus padres y de sus profesores en la etapa
de formación; pero lamentablemente no son la mayoría.
La Universidad peruana,
necesita reforzar lo que debería hacerse en los colegios hoy llamadas
Instituciones Educativas, me estoy refiriendo a los valores, a las buenas
costumbres y a generar en el estudiantado el compromiso consigo mismos y con su
familia por salir adelante, quienes van cultivando expectativas y que su generoso
anhelo es capitular esta etapa, con una inolvidable graduación que genere
orgullo en los que les dieron la vida y en los propios graduados.
Nuestros catedráticos y en
especial los equipos de los departamentos de Bienestar Universitario y de
Psicología deben trabajar en la conciencia de nuestros universitarios; ya que
muchos han confundido el camino por influencias más que obvias como el mismo
entorno, la influencia paupérrima de la televisión nacional con programas
impresentables en el prime time que nos dice a todas luces que a los
broadcaster les importa poco la formación cultural y educativa de nuestros
jóvenes y que su principal preocupación es buscar la rentabilidad económica a
como dé lugar, así como las redes sociales como “facebook” mal orientadas; en
el que exponen sus vidas abriéndole las puertas al peligro.
No sé quedan atrás, las
canciones y los ritmos de moda sin el menor sentido y que perturban los oídos de
los que sabemos de cosas agradables, con mensajes violentos y que reducen la
relación entre un hombre y una mujer solo enfocadas en el sexo.
La Universidad es una de las
instituciones más importantes de la sociedad, por la labor que realiza y por la
historia que ambas las vincula y como parte de ella y más aún como egresados de
estas casas de estudios; debemos estar comprometidos en su correcta marcha y
esto se visualiza en la calidad de su producto; entiéndase de los
universitarios convertidos en profesionales, llamados a ser hombres de bien,
dispuestos a transformar su país y aportar al desarrollo de la humanidad.
*Licenciado en Ciencias
de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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