Expresión de Juventud

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En una de mis actividades profesionales como comunicador organizacional, al servicio de mi país.

Friday, August 23, 2013

Julio César Balerio

Por: César I. Falla Figueroa*


De mi generación, es sin duda uno de los ídolos más transcendentales del balompié nacional y uno de los referentes de Sudamérica. Julio César Balerio Correa, dejó de existir el pasado, 24 de junio a la edad de 55 años víctima de un paro cardiaco. Su deceso produjo, una profunda pena entre todos los amantes del futbol en nuestro país y en los países que jugó en América Latina, en especial de la gran familia de Sporting Cristal, que hace unas semanas, lloro su partida.

Aún tengo vivo el recuerdo de aquellas épicas jornadas del “Viejo”, como cariñosamente le llamaban por los años que tenía y seguía impidiendo goles en el arco propio; haciendo gala de vibrantes atajadas y de buenos reflejos. Cómo olvidar aquel penal que evitó que se convirtiera en gol al “príncipe” Enzo Francescoli, en una noche muy especial para el experimentado guardameta.

Nace en Piriápolis, una ciudad de la región de Maldonado (Uruguay). Debuta en su natal Uruguay con su querido Atlético Rentista en 1980, posteriormente es vendido en 1982 al Atlético Bellavista, donde jugo dos importantes temporadas. Años que le sirvieron para emigrar a un grande del futbol mundial, me refiero a Boca Juniors de Argentina. En el club xeneixe, allá por el año 1984, vivió una de sus épocas más críticas, logrando salvarlo del descenso. En el popular equipo argentino, tuvo competencia en su puesto, nada menos que con el excéntrico y sensacional portero Hugo Orlando “El Loco” Gatti, considerado uno de los mejores guardapalos en la historia del fútbol gaucho.   

Dos años más tarde, llega a “La Academia” Racing Club, en el que logró importantes actuaciones, obteniendo la Supercopa Sudamericana en 1988; haciéndose un nombre en el fútbol de nuestro continente. Posteriormente, por mejoras económicas parte a uno de los grandes clubes de la profesional boliviana como Blooming.

A inicios de la década del ´90, llega a uno de los equipos más regulares de aquel tiempo, como Deportivo SIPESA; institución en la que cumplió una brlllante temporada en donde llegó a los cuartos de final de la Copa Conmebol; dejando una huella imperecedera en todo el pueblo chimbotano.

Dada su extraordinario desempeño en el equipo norteño, recibe propuestas de varios clubes de la capital, optando por la del conjunto bajopontino, donde escribiera una de sus historias más memorables. Aquí el charrúa nacionalizado peruano, consiguió su consagración, conquistando el tricampeonato de 1994, 1995 y 1996, constituyéndose en el ídolo de la raza celeste y perfilándose como una autoridad dentro del equipo. Brilló en la Copa Libertadores, logrando el glorioso Subcampeonato en 1997; que a muchos, me incluyo, hizo llorar de felicidad.

Un año antes, logró la nacionalidad peruana en 1996, dando paso al llamado del técnico de la selección, Juan Carlos Oblitas, cuya base eran los jugadores de Sporting Cristal; realizando fabulosas jornadas con el combinado patrio, en aquellas eliminatorias para el mundial del 98; trabajo con el equipo de todos que en vida y de forma póstuma todos le agradecemos y reconocemos.    

Al culminar su carrera futbolística, se dedicó a la labor de entrenador de clubes uruguayos como “Cerrito de la Victoria”, “el Cerrito” y el “Atlético Rentista”. Estuv de vuelta por el Perú, para dirigir a nuestro querido Juan Aurich, en la temporada 2008. Así como al Atenas de San Carlos de la segunda profesional uruguaya, hasta marzo de este año.

Parece que fuera ayer, aquel encuentro en el Estadio “Elías Aguirre” entre Sporting Cristal y Aurich Cañaña, allá por el año 1994, yo tenía 12 años, en donde tuve la oportunidad de ver al legendario Balerio y disfrutar de su juego, un momento que jamás se borrará de mi memoria.

Ya retirado, los rimenses extrañábamos tus salidas fuera del pórtico celeste (según la crítica, el mejor golero con los pies que ha tenido nuestro futbol), tus famosos saques, tu voz de mando, tu don de gente y seriedad que imprimía respeto; dentro y fuera de la cancha, las pautas oportunas que dabas al equipo, tu liderazgo indiscutible, la maravillosa amistad que cultivaste con tus compañeros; todo ello que nos llevó a conseguir grandiosas hazañas en el descentralizado y en la más importante competencia de clubes de Sudamérica.

Dada tu gran humildad, nunca quisiste ceñirte la cinta de capitán, siempre el recordado Pedro Garay y sino lo era Jorge Soto, o por ahí Flavio Maestri, pero nunca lo fuiste, dicen tus compañeros que una vez te lo pidió Oblitas, pero no te interesaba, quizá área tu visión de las cosas, y tus compañeros y los hinchas como yo, lo respetábamos.

Muchas gracias, querido “Uru” por todo el tiempo que estuviste con la celeste y con nuestra blanquirroja. Gracias por regalarnos la ilusión de volver a estar en una final de una justa deportiva internacional con tu “Fuerza Celeste” y de estar muy cerca de obtener un cupo al soñado mundial de Francia 98. Hoy los fanáticos de este apasionante deporte, te vamos a echar de menos. Tal vez como dicen los que fueron tus amigos, al buen “San Pedro” le faltaba un arquero y por eso convocó a un caballero, que supo ser querido y admirado en una tierra que no era la suya, pero que la defendió como lo fuera, Julio César Balerio. Que en paz descanse…

 *Licenciado en Ciencias de la Comunicación
  www.cesarfalla.com

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