Por:
César I. Falla Figueroa*
Su nombre es Máximo conocido
entre sus familiares como “Goyo” y en el seno de sus amistades, como “Goyito”. Con
un estilo práctico, cuya filosofía de vida es el trabajo. Un hombre noble, cuya
principal preocupación siempre fue, es y será, su familia. A pesar de las
caídas, nunca permitiste que nos invada la desesperanza y siempre supiste salir
adelante, motivado por la gran fortaleza de mamá.
Aún tengo en mi memoria, cuando
jugábamos fulbito en la antigua casa de la Av. Sáenz Peña o aquella vez que
fuimos a la piscina municipal, y aquel “atajadón” que te diste, en un inmortalizado
partido. Siempre, en tu querido pueblo de “Sipán”, en el que viviste tu
infancia y mocedad, te destacaste en el fútbol (hasta ganaste un diploma), algo
de eso herede; no precisamente como jugador como lo fuiste tú, sino como un
inquieto analista del “deporte rey” y un conocedor del último club en el que
juega cada estrella del balompié.
Gracias a esta pasión
compartida que se llama “Fútbol”, hemos tenido amarguras y hemos llorado de
felicidad, como aquel regreso de nuestro querido Juan Aurich a la primera
división, aquella obtención de la Copa Sudamericana por Cienciano, luego de
vencer al poderoso River Plate de Argentina, ¡como lo celebramos aquel gol! o
aquel reciente tanto de nuestra selección ante Ecuador por las clasificatorias
al Mundial de Brasil 2014.
Un bromista por excelencia,
siempre listo para hacernos reír y pasar un buen rato. Ameno, amable y siempre
con una actitud amistosa, que quizá ello le ha servido para ganarse el aprecio y
respeto de mucha gente.
Uno de los hijos más
queridos de la abuela (que en paz descanse), sabemos lo buen hijo que fuiste
con ella y lo importante que significo ella en tu vida. Sabemos también cuánto te
afectó su partida, pero la vida es así, llena de sinsabores y también experiencias
de alegría.
Parece que fuera ayer cuando
te veía comprando el diario cada mañana y como lo leías por completo, en
especial las noticias políticas, pues hoy revelo que fuiste tú el que me
inculcaste el amor por las letras y mi gran pasión por la lectura. Tal vez
ahora ya no lo compres tan seguido, tal vez sea yo el que te lo brinde, para
que sigas deleitándote de tus mayores aficiones.
También tengo un recuerdo
muy especial, cuando te lleve a mi restaurante preferido y te confesé cosas que
solo se hablan entre padre e hijo, quería escuchar tu parecer y por supuesto
tus aportes, que sin duda me sirvieron para enrumbar aún mejor el camino.
El compañero eterno de Mamá;
que se convirtió a lo largo de estos años en tu confidente, tu amiga y tu
fuerza. En casa, sabemos cuánto la amas y lo que serías capaz por ella y tus
hijos. Sabemos lo orgulloso que te sientes de nosotros, creemos que no es para
tanto, pero si eso te hace feliz, pues bienvenido y nos sirve de gran impulso
para seguir dejando tu apellido, cada vez más en alto.
Muchas gracias por tus
consejos, que son para mí como una oración. Sin ti sería muy difícil haberle
encontrado el sentido a la vida. Tú y mamá me enseñaron, día a día, en la
acción, lo dura que es la vida, lo importante que es hacerle frente ante la
adversidad; con humildad, paciencia y mucha voluntad. Pero también me enseñaste
lo maravilloso de nuestro paso por este mundo; de compartir momentos en familia
y lo significativo que debe ser el hecho que esta, se mantenga unidad.
Me enseñaste como lo dices
tú y como es tu frase característica “a pisar tierra”, cada que lo necesitara y
que se constituyó como sello en tu existencia. Imprimiste en mi personalidad;
valores como el respeto, la lealtad y la solidaridad, fundamentales para saber
conducirse por este planeta, siempre claves en nuestro actuar y en la
interrelación con los demás.
Mi gratitud por todo lo vivido;
por soportar (con amor) mis llantos de recién nacido, por darme tu mano cuando
era un aprendiz del caminar, por llevarme en tus brazos en un momento difícil cuando
niño, por enseñarme a escuchar buena música como aquellas canciones de Lucho
Barrios, Pedrito Otiniano y Julio Jaramillo en mi adolescencia, por tu gran apoyo
y tu notable compañía. Gracias por ser parte crucial en mi vida.
Tu esfuerzo nunca será
olvidado, servirá como legado para tus hijos, tu familia y para los que te
conocieron. Máximo Falla, quedará en la historia; como aquel papá, como tantos
en nuestro país, que entregó todo por los suyos, que muchas veces se olvidó de
él mismo, por atender las necesidades de su hogar. Un hombre, cuya presencia para
mí, desde muy pequeño; fue, es y será por siempre, expresión de infinito amor y
de bondad. En este día del padre, te deseo desde el fondo de mi corazón ¡Feliz
Día Papá!
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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