Por: César I. Falla Figueroa*
Lo que vemos a diario en la
tele, es el fiel reflejo de lo que vemos en la sociedad Una sociedad agresiva,
violenta y sin parámetros; en lo que lo único que importa es sacar provecho de
nuestros intereses, sin importar lo que pueda afectar al otro. Gritos, palabras
altisonantes, confianzas exageradas entre compañeros de equipo, son el pan de
cada día, de lo que podemos apreciar en nuestra pantalla chica.
Romances fabricados,
exhibición de la vida privada de sus participantes cuando se le antoja,
escándalos cuyos protagonistas son los propios miembros de los grupos de
competencia. Hechos que le imprimen a nuestro país, muy a nuestro pesar, el
título de ser una nación sumamente conflictiva, sin horizonte y muy ligera en
su actuar. Pero como bien sabemos nuestro Perú no es así y hay aún personas de
buena voluntad, talentosas, sensibles y muy comprometidas con el futuro de
nuestra patria.
Es hora de decirle basta a
pseudoproducciones que no dejan nada en el alma y en el intelecto de la gente. “Combate”,
“Esto es Guerra”, “Bienvenida La Tarde”, “Magaly”, “Estas en todas”, “Guerra de
Colegios” y varias de las novelas brasileras, mexicanas y colombianas sin mayor
trascendencia, son las encargadas de contaminarnos día a día con antivalores y
con actitudes que generan un retroceso en el desarrollo social y educativo de
niños, adolescentes y jóvenes.
Las universidades a través
de las escuelas profesionales de Ciencias de la Comunicación y Periodismo,
tienen la palabra. No podemos permitir que se siga atentando contra la dignidad
humana, es realmente irritante que nuestra nación no se desarrolle como debiera
por la existencia de productos televisivos que están a años luz de la agenda
nacional. Muchos pensamos que con el derrocamiento del régimen corrupto de
Fujimori y Montesinos iban a desaparecer esos episodios nefastos que dañaban la
honra de mucha gente participe de deplorables programas dirigidos por la
innombrable Laura Bozzo.
Instituciones como: la
Asociación de Comunicadores Sociales - Calandria, el Centro Internacional de
Estudios Superiores de Comunicación para América Latina - CIESPAL, el Instituto
de Radio y Televisión del Perú, la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios
- ASPEC; teniendo como ente rector al Consejo de Radio y Televisión del Perú – CONCORTV,
tienen la responsabilidad de pronunciarse. A propósito de CONCORTV un estudio
realizado en octubre pasado por este organismo, nos muestra unos resultados de
espanto; señalando que los principales protagonistas de los actuales realitiess
son los más admirados la niñez peruana. Muy lejos de la admiración que deberían
sentir los pequeños, por los personajes de nuestra historia que fueron
determinantes en el proceso emancipador de nuestra patria, por poner solo un
ejemplo.
El Estado, a través de la Defensoría del
Consumidor del Congreso de la República; tiene que manifestarse y tratar de dar
una solución normativa al respecto. El primer poder del Estado, tiene que hacer
algo frente a este atropello vergonzante, del cual somos directa e
indirectamente testigos. Los que creemos y queremos el cambio educativo y
social de nuestro país y que tenemos al menos un poquito de confianza en los
poderes del estado, necesitamos sentirnos respaldados por quienes dictan las
normas y ejercen la representación ciudadana.
Considero que hoy con el crecimiento de las
redes sociales, como facebook y twitter estas deben perfilarse como
herramientas fundamentales en el proceso de ejercer presión social para frenar esta
avalancha mediática que tiene como propósito cegarnos ante lo que acontece en
la realidad política y social y anular nuestra capacidad de indignación y respuesta
ante los hechos reñidos contra la moral y las buenas costumbres.
La educación tiene una tarea pendiente en
este tema. Urge en nuestro país, generar una cultura de consumo para los
productos televisivos que sea responsable, formadora y coherente con las perspectivas
de desarrollo que tenemos para nuestro país. Hay que trabajar fuertemente en la
conciencia de la gente. Una de las formas más viables que pueda hacer de la
sociedad un colectivo con responsabilidad para consumir este tipo de productos,
es realizando un proyecto a largo plazo en la etapa escolar, desde la primaria
hasta el último año de la secundaria. Hace poco en una radioemisora local, hablaba un experto en
educación de que la mejor manera de cultivar un mejor consumo de estas “producciones”
es exhibiendo uno de estos programas en clase y a manera de análisis ir
identificando sus deficiencias y junto al profesor, que tendría el rol de un
facilitador, los escolares se vayan dando cuenta de los límites, los
conflictos, los romances “armados” y todos los entretelones de este esperpento
humano, a manera de ir sacando lecciones que nos sirvan para corregir y mejorar.
Los comunicadores y periodistas tenemos la
responsabilidad de crear propuestas comunicacionales televisivas que estén en
función a nuestro encargo social que una vez más lo digo y no me cansaré de
decirlo, es “La integración y el desarrollo de los pueblos” y sobre todo si
estamos hablando de programas dirigidos a niños, adolescentes y jóvenes, que se
constituyen en el presente y futuro de un país. Es un derecho que el pueblo
goce de una televisión al servicio de su desarrollo y que sea un canal de
transmisión de información veraz, de cultura, de entretenimiento y
fundamentalmente de valores, que contribuyan decididamente a la construcción de
una sociedad mejor.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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