Por: César I. Falla Figueroa*
Ubicado en mi querida Calle Alfredo
Lapoint, una de las más emblemáticas de mi Chiclayo querido, en el corazón de
nuestra ciudad. El “Teatro 2 de Mayo” es uno de los espacios culturales de los
que ha sobrevivido, al menos en parte, a pesar de su desmejorada infraestructura
y en el cual de manera personal, guardo el más maravilloso de los recuerdos.
Como olvidar, aquellas veladas artísticas de mí amado Colegio Elvira Bulnes Torres
y otras obras teatrales a las cuales tenía la oportunidad de asistir con mamá y
ser testigo del embrujo de esta plataforma del talento y que formó parte de la
identidad chiclayana, que hoy lamentablemente se ha perdido y que deberíamos
estar ocupados en recuperar.
Su nacimiento se registra
por el año 1861, en tiempos en que la máxima autoridad de la Beneficencia
Pública de Chiclayo, Don Felipe Pomar
propone para esta digna ciudad, la construcción de un teatro moderno y
funcional. Cabe señalar que la denominación de Teatro “Dos de Mayo” está
vinculada a la férrea defensa portuaria que emprendería el ex presidente Mariano
Ignacio Prado en la que fue llamada “la Primera Guerra del Pacífico”, en
instantes en la que una flota española intentó, sin éxito, reconquistar nuestro
país atacando el puerto del Callao, el 2 de mayo de 1866.
Según una versión histórica,
el proyecto de construir un teatro para Chiclayo, tuvo el propósito de
constituirse en una fuente de ingresos para mejorar los ambientes y el servicio
del Hospital de las Hermanas Mercedes. En 1865 las obras se paralizaron, cuando
el coronel Ignacio Prado dio la retirada
con sus tropas, siendo reanudas en 1876, bajo el liderazgo del cónsul
estadounidense, el afamado Alfredo Laponit. El presidente Prado estuvo abocado
a llegar a consensos respecto a este proyecto, en tanto que Lapoint trajo los
planes desde Francia; asumiendo dicha responsabilidad a un reconocido
arquitecto, quien tuvo participación en el diseño de la monumental torre de
Eiffel.
En julio pasado nuestro
teatro cumplió 136 años de fundado. Se trata de un monumento arquitectónico que
consta de más de un siglo de vida, fue el orgullo de Chiclayo en los primeros
años del siglo XX y que en la actualidad debido a la irresponsabilidad de las
autoridades y producto de los diferentes fenómenos naturales como las lluvias
acontecidas en los años 1925, 1983, 1997 y 1998; está en un estado que nos
causa tristeza y nos debería sentir vergüenza. Según los expertos es el único
teatro en su género edificado a base de pino rojo canadiense, y merced a la
fortaleza de ese tipo de madera, se ha mantenido firme por más de un siglo de
vida.
El telón se levantó por
primera vez en 1878, hecho que significó para nuestra historia, como el más
importante para la historia. Por el hecho que la “Capital de la Amistad”,
cobraba enorme notoriedad al inaugurar una sala de espectáculos de nivel
superior a comparación de las demás ciudades del país, excepto de la “Ciudad de
los Reyes”. La historia que envuelve a este recinto por excelencia del arte y
la cultura, es muy rica y fascinante. Por este escenario han pasado la
reconocida “Novia de América”, Libertad Lamarque; la reconocida actriz mexicana
Sarita Montiel, el Trío de Oro “Los Panchos”, los uruguayos “Los Iracundos”.
Así como la participación actoral de un grande del teatro nacional como Oswaldo
Cattone, nuestras actrices nacionales Pilar Brescia, Meche Solaeche, Sonia Oquendo, Claudia
Dammert y tantas otras y otros que pasaron por las chiclayanas tablas de pino
rojo importado y que nos arrancaron, a través del tiempo vibrantes aplausos.
Hoy la realidad es muy penosa para esta
plataforma cultural, la estructura presenta problemas gravitantes, la madera
está en malas condiciones. En razón de las inspecciones desarrolladas por los
técnicos, los muros de adobe exhiben niveles de humedad elevados, hecho que se
suma a la abundante napa freática ha dañado los cimientos, formándose una
especie de laguna en el sótano. Es preciso recordar que en el año 2000, se
efectuó una cruzada denominada “Salvemos el Teatro Dos de Mayo”, con el
objetivo de recaudar recursos, pero solo quedo en un buen gesto. En tanto que
en el 2002, el INC y la Beneficencia Pública de Chiclayo (Propietaria del
Teatro) firmaron un convenio para poner en marcha la restauración de este
espacio; comprometiéndose a la elaboración de un proyecto integral a nivel
arquitectónico y de ingeniería, pero solo quedo en los estudios.
Esperemos que de una vez por todas se ponga
en marcha su real restauración de esta joya arquitectónica (y no a medio hacer
como se intentó desafortunadamente en el 2008), a través de un proyecto serio y
consecuente de mediano y largo plazo, rescatando todo lo que se pueda
resacatar, como lo puede ser la caja acústica del escenario, considerada una de
las mejores de nuestro país, la sala donde se ubica el público, la platea, los
palcos, el callejón de aislamiento, los camerinos, las butacas, los pisos y
todo lo que se pueda ser posible de salvaguardar. Al final, estoy convencido
que de nosotros depende cambiar la realidad de nuestro ex cine - teatro. Desde
este espacio, invito a la sociedad chiclayana a hacer de la necesidad de
renacer el Teatro 2 de Mayo, una necesidad suya, a comprometerse en esta
empresa. Este espacio es parte fundamental de la chiclayanidad que hay que
recuperar. Germinemos en nuestros adolescentes y jóvenes la acción por
transformar la caótica realidad de este patrimonio local. La historia de
Chiclayo lo merece, este es el momento, no renunciemos cobardemente a este
enorme desafío.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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