Por: César I. Falla Figueroa*
La flamante autoridad eclesiástica de la Ciudad
de la Amistad, Robert Francis Prévost Martínez de 59 años de edad, nació el 14 de
setiembre de 1955 en Chicago, Illinois (USA), de ascendencia francesa por padre
y española por madre. Posee estudios de Filosofía y Teología por Villanova
University y en la carrera de Teología por la Catholic Theological Union.
Asimismo tiene el grado de Bachiller en Ciencias y Matemáticas por la mencionada
casa de estudios y un Doctorado en Derecho Canónico por la Pontificia
Universidad Angellicum de Roma (Italia).
La autoridad nombrada por su Santidad el Papa
Francisco, fue ordenado como sacerdote en 1982. Tuvo hasta hace poco, la labor de
Director de Formación en el Convento de San Agustín de Chicago y Vicario
provincial de Nuestra Madre del Buen Consejo. Su vínculo con el Perú, estuvo
marcado con la misión con los Agustinos en 1985 y 1986 en la diócesis de
Chulucanas (Piura), una de las cuatro mayores órdenes religiosas mendicante del
siglo cuatro. Por los años 1987 - 1988, vuelve a Chicago, como promotor de la
pastoral vocacional y director de las Misiones de los agustinos.
En 1988 retorna a nuestro país, donde dirige
el Seminario de los Agustinos en Trujillo y es profesor en este centro de
estudios. Es en ese periodo que tuvo la labor de juez del Tribunal eclesiástico
regional y miembro del Colegio de consultores en la Ciudad de Eterna la
Primavera. Entre 1993 y 1998, desarrolló el trabajo de Director de Estudios en
el Seminario diocesano “San Carlos y San Marcelo”. Luego de una década, regresó
a Chicago al ser elegido en 1998 provincial de los agustinos y posteriormente Prior
general en el 2001, responsabilidad que asumió hasta el año 2013.
En sus primeras intervenciones a los medios
de comunicación locales, ya en condición de Obispo de este querido pueblo, ha
brindado declaraciones en temas que eran muy necesarios en el que una autoridad
de la iglesia se pronuncie, uno de ellos es sobre el caso de corrupción que
invadió la comuna chiclayana por parte del ex burgomaestre, Roberto Torres
Gonzáles y su famosa banda delincuencial, mencionando que su principal tarea
será entrar en contacto con la realidad de nuestra ciudad y trabajar con la
feligresía en base a promover una sociedad con valores. De forma muy atinada,
la nueva autoridad afirmó que alejados de la doctrina era fácil caer en
situaciones al margen de la ley, pero manifestó que ahí estaba la labor de la
iglesia, para impulsar los valores, que estoy convencido deben regir.
Muy bien el reverendo Prévost, en hacer un
llamado a la conciencia de las autoridades recientemente elegidas y que tengan
muy internalizado el nivel de sus responsabilidades como tales, instando a los
representantes regionales y locales que darán inicio a su gestión política a
inicios de enero, a cumplir con su tarea con honestidad y no buscar provecho
del pueblo, que siempre ante sucesos delictivos es el que termina seriamente
perjudicado. Creo que con gestos y mensajes como el dado por el flamante
administrador de nuestra diócesis, se puede marcar un avance en esta batalla
frontal que debemos dar contra la corrupción y todo lo que signifique un atraso
para nuestra ciudad. El Obispo de Chiclayo, puso hincapié en el hecho de que
hay que trabajar con desinterés personal y para beneficio de la población, a
fin de que estos hechos delictivos nunca más se repitan.
El administrador apostólico de Chiclayo, se
mostró confiado en efectuar un buen trabajo pastoral en coordinación con
sacerdotes, catequistas, religiosos y la sociedad en su conjunto, con el
objetivo de recuperar a aquellos cristianos que tomaron la decisión de dejar el
catolicismo por diversas razones, he ahí uno de los grandes desafíos de esta
nueva gestión, en el que hay que recuperar la confianza en todos los habitantes
de nuestra ciudad, en sus autoridades no solo políticos, sino también de la
Iglesia.
El saliente monseñor Jesús Moliné Labarta, en
la toma de posesión canónica de Prévost, se mostró agradecido a todos los
fieles por las atenciones a su persona, así como su testimonio de fe y de
servicio al prójimo. Comunicó a los presentes a la magna ceremonia, que la
Iglesia demanda de un pastor que conduzca sin problemas físicos ni mentales la
casa de Jesús y que acelere la labor pastoral, que tanto se necesita en nuestro
país. Moliné Labarta cumplió un importante ciclo muy resaltante, a la cabeza de
la comunidad católica chiclayana en los últimos 17 años, luego de ser nombrado
por el papa Juan Pablo II; manifestando al culminar su quehacer religioso que
se aproxima una etapa de transición al dar paso a un nuevo liderazgo.
Recordemos que monseñor presentó su renuncia al Vaticano, por haber llegado a
una edad avanzada para desempeñar dicha responsabilidad.
Respecto a la labor del Monseñor, creo que
podemos calificarla como una labor conciliadora en los momentos de tensión para
Chiclayo y en este último episodio oscuro por el que atravesó nuestro
municipio, fue contundente al solicitarle a la defenestrada autoridad edil
(Roberto Torres) que se arrepienta de los actos reñidos contra la moral y la
ética, hecho que vemos muy difícil que lo haga.
Saludo la coincidencia que ha tenido el
Obispo Prévost con el presidente regional Humberto Acuña, en el sentido de
efectuar un trabajo en conjunto para fomentar espacios de diálogo con la
sociedad civil, con el objetivo de generar alternativas de solución a los
problemas que atraviesa la ciudad. Desde este espacio, le deseo el mejor de los
éxitos al padre Prévost al mando de nuestra diócesis que tantos fieles
congrega. Los pobres, los desvalidos, los que equivocan el camino necesitan su
mensaje, como lo fue el de nuestro amigo, Moliné; con una palabra de esperanza,
de fe, de armonía y de paz. Todos juntos por el desarrollo y el progreso de
nuestra ciudad.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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