Por: César I. Falla Figueroa*
La jornada del Sábado 30 de agosto, fue
inolvidable. Desde el inicio del encuentro, el poder ofensivo del Aurich
expresado en Pacheco y Viza ponía en serios problemas a la defensa crema que
evidenciaba serios problemas en dicho sector del campo. La alegría chiclayana,
comenzó a los 14 minutos gracias a una acertada proyección de Rengifo quien
conectó un centro de su socio Pacheco, dibujando una sonrisa en cada uno de los
asistentes al recinto lambayecano. A pesar de la decidida voluntad ofensiva de
los dirigidos por Del Solar, la retaguardia del norte, supo frenar las
arremetidas. Al minuto ’64 del encuentro, el Juan Aurich aseguró el título del
Apertura gracias al crack German Pacheco quien recibiera un pase como solo “El
Neka” lo sabe hacer y sentenció el
triunfo para los discípulos del siempre elegante Mosquera.
Aquella tarde el Estado “Elías Aguirre” fue
una fiesta; la hinchada, jugadores y cuerpo técnico se confundían en un abrazo
eterno, los rostros de felicidad estaban presentes por doquier. La algarabía
estaba presente en todos lados. Aquel equipo nacido en la bendita tierra de
Batangrande había sumado una corona más a su historia. Muchas Gracias muchachos
por ese lindo momento, inolvidable en nuestra retina. Sigamos ese camino de
triunfos y de gloria. ¡Chiclayo lo merece!
Los equipos de Roberto Mosquera, se
caracterizan por tener un factor común en el terreno de juego que es el orden
táctico, el buen fútbol y la efectividad y la escuadra escarlata no fue la
excepción en el planteamiento del estratega de origen rímense. Qué duda cabe,
que la disciplina fue el rasgo característico del plantel chiclayano, un equipo
bien parado en la cancha, con personalidad y con ambición de ganar y de golear,
atributos que lo perfilaban a llevarse el título del apertura en el torneo nacional.
En este equipo de la era Mosquera, hay
determinados liderazgos que destacar, creo que es justo y necesario destacar la
labor del hombre que cuido los tres palos del conjunto chiclayano, Juan
Goyoneche; quien asumió la responsabilidad al lesionarse el trajinado
guardameta Eric Delgado. Para Balbuena, este campeonato fue su consagración, su
regreso a la escuadra escarlata fue determinante para obtener el último título
nacional. Oscar “Neka” Vichez, fue uno de los estandartes de la institución más
querida de esta parte del norte. El chiclayano, pone la cuota de marca, garra y
fútbol, una figura descollante en el monarca peruano. Germán Pacheco, el
argentino formado en las canteras del Velez Sarfield; se constituye en uno de
los protagonistas del éxito aurichista, caracterizándose por su alta capacidad
goleadora, su temibles tiros libres, poseedor de una patada prodigiosa quien ha
sido responsable de varios triunfos para alegría de la afición norteña y Hernán
Rengifo, es otro de los baluartes de este plantel, la ex estrella de Lech
Poznan; demostró con constancia y goles su calidad futbolística.
Una de las claves del éxito de nuestro
equipo, fue hacerse fuerte del local; la fórmula está dada para los técnicos y
solo tienen que aplicarla y Mosquera no dudo en ponerla en marcha. Sus
actuaciones en el coloso aguirreño, lo hicieron invencible y en esto cumplió
una labor crucial la hinchada roja que semana a semana puso alma, corazón y
vida, para motivar a su representación deportiva al triunfo.
Esta conquista no solo queda encapsulada en
la lista de logros deportivos de la institución ganadora. Sino, tenemos que ir
más allá, este campeonato significa devolverle la alegría y la esperanza a un
pueblo que en encuentra en el futbol su distracción y el espacio predilecto
para exteriorizar sus sentimientos; como sus
sus frustraciones, sus complejos, sus penas, sus alegrías y sus
satisfacciones. Gracias Mosquera, por asumir con el respeto y la
responsabilidad con la que se le conoce; por ponerse el buzo de nuestro
glorioso equipo. Gracias muchachos por
devolverle ese lazo afectivo, siempre necesario para caminar en un mismo
sentido e imprimir el mayor empeño para alcanzar el máximo premio y ofrecérselo a una sociedad como en la que vivimos; que
añora de buenos resultados futbolísticos. Gracias señores dirigentes por
convocar a parte de los mejores del torneo peruano, y sumarlos a este equipo,
constituido como una elenco con un contundente poderío de juego.
A pesar de los éxitos, no puede dejar de mencionar
la gran deuda que la actual directiva tiene con el pueblo chiclayano, en lo que
respecta a la promoción de jugadores oriundos del lugar. Juan Aurich por el
significado que tiene en el futbol peruano, necesita contar con divisiones
juveniles acordes con su historia y por consiguiente, su reserva debe expresar
lo que estamos solicitando. La institución norteña, no puede sostener su futuro
inmediato en jugadores provenientes de la ciudad capital y de otros lugares del
territorio nacional, que no sean de Chiclayo. Es un tema que la directiva que
lidera Edwin Oviedo, debe poner los paños fríos y repensar su trabajo a corto,
mediano y largo plazo. Otro de los pasivos, que no debe estar oculto bajo la
alfombra, es la construcción de un complejo deportivo propio, ya que el que
utilizan en la actualidad es de
propiedad de la Municipalidad Provincial de Chiclayo. Es inconcebible
que el equipo campeón de la primera división del futbol peruano, no cuente con
un espacio en el cual pueda desarrollar sus prácticas y concentrar, como es
habitual en otras tantas instituciones del continente.
Y para terminar con la agenda pendiente, otro
de los temas que tiene que replantearse es nuestra actuación en torneos
internacionales. La última participación en Copa Sudamericana fue una lágrima.
Necesitamos, planificar un equipo competitivo para estos campeonatos. El nivel
futbolístico se ha elevado tanto en la Libertadores como en la Sudamericana. El
momento es más que oportuno.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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