Por: César I. Falla Figueroa*
Cuando
solemos hablar de liderazgo, pensamos que estamos hablando de un curso
destinado a administradores, economistas, ingenieros industriales, MBA; que
ocupan puestos gerenciales en importantes grupos empresariales, con el éxito
profesional y remunerativo, que ello trae. No es habitual que pase por nuestra
mente la práctica de liderazgo en enfermeros, psicólogos y comunicadores, solo por
poner un ejemplo.
Los
comunicadores, por décadas siempre fueron considerados como un medio para
gestionar una determinada actividad en la organización donde se encuentre, como
un redactor de notas de prensa para dar a conocer una conferencia, un recopilador
y productor de información para producir alguna esporádica revista
institucional, o como un fotógrafo para captar imágenes de un evento y
colocarlas en el periódico mural, hoy en el facebook corporativo y/o enviarla a
los medios. Un colaborador pasivo, lejano a las reuniones de trabajo, donde se
toman las decisiones determinantes para el futuro de la empresa.
En
plena era de la información, es importante poner en valor el gran trabajo que
realizan los comunicadores y/o periodistas en diferentes espacios laborales. Un
avance que destacar, es que desde hace buen tiempo se viene aperturando
oficinas de relaciones públicas, de imagen institucional y protocolo a nivel de
jefaturas, direcciones y gerencias, que de alguna forma han empoderado a dichos
profesionales, pero que aún falta seguir ganando terreno.
Hoy
en día, el papel de los comunicadores en una organización es clave para el
cumplimiento de los objetivos y metas establecidas por la entidad, en función a
la visión y por ende a los planes a corto, mediano y largo plazo que se tengan.
El comunicador es quien tiene la responsabilidad de gestionar la información, que
resulta siendo la herramienta fundamental para la toma de decisiones, muchas
veces es el ente que está abocado a la tarea de cuidar y desarrollar la imagen
y por tanto tiene que estar al pendiente de cualquier factor o variable que
pueda perjudicar a la empresa o tirar
todo esfuerzo al tacho.
Recordemos
que quien tiene la información, tiene poder y esto no significa que nos creemos
lo más importante en la empresa; sino que somos conscientes de nuestro rol y
tenemos que estar al nivel que nos corresponde. No es antojadizo, el hecho que
ahora las jefaturas de relaciones públicas o comunicaciones en el organigrama
de funciones, muchas veces, se encuentra como un asesor de la gerencia general,
del rectorado o de la presidencia de una entidad, trabajando directamente con
los máximos directivos de la organización.
Este
liderazgo debe desempeñarse en base a principios y valores sólidos, además de
las competencias y habilidades necesarios para cumplir el quehacer profesional Otro
ejemplo de liderazgo por parte del comunicador social es la dirección que
ejerce en los medios de comunicación, cuando cumple el papel de director del periódico,
del portal web, del programa de radio o de televisión; en el que puedo notar
una ascendencia salvable de cara a la conducción del grupo, pero como en todo
campo, necesita en mucho casos perfeccionarse y/o pulirse. Tal vez a nuestros
directores periodísticos les falte ser más comprensibles, tolerantes y más
planificados en su accionar, como parte del proceso de mejora de todo
profesional, pero en términos generales damos crédito a su competencia y a la
experiencia que los respalda.
Es
oportuno que el líder desarrolle con eficacia un proceso de comunicación en la
organización y más si este colaborador es un periodista o comunicador. Hay que
considerar que la comunicación es fundamental en la vida de cada una de las
entidades. La gran tarea de los líderes es lograr que la función de la
comunicación sea reubicada en el nivel que merece como herramienta clave de las
estrategias de negocio, así como en el manejo estratégico de la comunicación,
propiamente dicha. Proceso que involucra a toda la empresa y que compromete el
futuro del negocio a largo aliento y bien encaminada, puede significar una verdadera
ventaja competitiva.
El
reto de la hora actual, es tener la suficiente capacidad para constituirnos en
agentes de cambio, para bien del lugar donde nos encontremos y de nuestro
propio desarrollo. La naturaleza de nuestra labor, nos invita a desarrollar
propuestas de mejora y alternativas de solución frente a determinados problemas
que se presenten. Este es uno de los caminos
para lograr la visibilidad que
nuestra carrera profesional amerita.
Es importante que
quienes tengan los destinos de la comunicación organizacional en una entidad,
alcancen tener influencia en los niveles directivos y de saber escuchar al
cliente interno y por supuesto externo. Es muy probable que si un comunicador
carece de liderazgo, sea bastante complicado que ejerza su tarea como
comunicador en una organización. Las escuelas de ciencias de la comunicación de
nuestras universidades, deben incorporar dentro de su malla curricular, al
menos un curso de liderazgo, ya que es un ejercicio sustancial para el
desarrollo profesional y empresarial de buena parte de mis colegas. Es
fundamental imprimir en la juventud aspirante a ser comunicadores y periodistas
de carácter profesional, una dosis resaltante de liderazgo.
*Licenciado en Ciencias de la Comunicación
www.cesarfalla.com
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