Por: César I. Falla Figueroa*
Lo visto en la suscripción del Pacto Ético
Electoral hace unos días en nuestra ciudad, evidencia una pésima imagen de los
partidos, de los movimientos, y de sus candidatos, me refiero a los actores de
ese bochornoso espectáculo. La agresión entre seguidores de una y otra tienda
política; revela una profunda falta de respeto y una penosa carencia de valores
que suelen ponerse de manifiesto, muy a nuestro pesar, en estas contiendas
electorales; actuando de espaldas a lo que la colectividad requiere de sus
aspirantes a los gobiernos locales y regionales, que son propuestas y planes de
gobierno; sostenibles, coherentes y realizables.
El descontento de la ciudadanía con sus instituciones
políticas, es un indicador legítimo del debilitamiento de la democracia, ya que
este valor está íntimamente ligado al sistema de representación. Es menester
construir una nueva generación de políticos que se identifiquen con los enormes
desafíos de los pueblos, a los cuales representa. Que conozcan, a ciencia
cierta la realidad de su población y qué es lo que se tiene que hacer para dar
solución a sus problemas, aquí no hay lugar para la improvisación. Que tengan
claro cuáles son los pilares de su gestión, que se va a constituirse en los
ejes de acción para emprender la tarea. Que tenga un comportamiento sustentado
en valores bien cimentados, que nada ni nadie lo haga perder o perturbe la
perspectiva de su periodo de gobierno. Que convoque a la colectividad a
acompañarlo en las transformaciones a realizar, una vez que sea elegido, es
decir que trabaje de la mano con su pueblo.
Existe una pobre cultura política en el país,
en particular en nuestro departamento de Lambayeque. Las organizaciones políticas
no fomentan docencia política entre sus militantes, hace falta escuelas de
formación que preparen al futuro de estas entidades; en el que se imparta, más
allá de la propia doctrina, el rol que le corresponda desempeñar a cada
peruano, en su calidad de ciudadano, de ahí tiene que partir esta enseñanza.
Esta carencia, hace que no existan referentes que sean modelos para las
generaciones venideras, que sí tuvieron la suerte de tener las generaciones de
antaño. Un elemento que agrava el pobre concepto de política en nuestro país,
es que la agenda de los partidos, en su mayoría, está movilizada por intereses
personales y de grupo que no obedece al interés del pueblo; generando un
tremendo retraso en nuestro proceso democrático.
Frente a estos vacíos, las instituciones
educativas tienen un rol fundamental que cumplir. Es necesario que en los
colegios se ponga mucho énfasis en la
enseñanza y en la práctica de los valores democráticos, que de forma primitiva
(pero al menos se daba) se enseñaba en el recordado curso de Educación Cívica,
ahora transformado en la materia de Familia y Civismo, es esta asignatura la
que debe tener una trascendencia en el seno de la sociedad y de la familia
peruana.
Las universidades públicas son las que estén
más en deuda en lo que comprende a su contribución al ejercicio democrático de
nuestra nación y lo digo por lo que apreciamos constantemente en los
vergonzosos procesos electorales de estas casas de estudio, vemos por doquier
pugnas internas de poder para beneficio personal y de su entorno, sin
importarles el progreso de su comunidad estudiantil. Estas instituciones tienen
la responsabilidad de organizar conferencias, diplomados, cursos orientados a
promover prácticas que ayuden al desarrollo cívico, político y académico de sus
estudiantes. Y si hablamos de universidades, no debemos dejar de mencionar la
labor de las escuelas profesionales en este esfuerzo. Ahí tenemos escuelas como
la de Derecho, Ciencias Políticas, Sociología, Educación, Periodismo; quienes
son las que deben estar comprometidas al 100% con el desarrollo democrático de
un país y la tarea de fomentar y preservar un estado de derecho. Considero que
estos organismos universitarios, son vitales en este propósito.
Las dictaduras que nuestra historia
republicana ha sufrido, han terminado por fracturar el proceso democrático de
nuestro país y han marcado un mal precedente en las generaciones venideras.
Jamás, con gestos y acciones gubernamentales debemos generar las condiciones
para que haya lugar a golpes de estado y autogolpes como aquel desconcertante
05 de abril de 1992 que hizo añicos a un sistema congresal muy valioso como fue
el bicameral, conformado enaquel tiempo por figuras de renombre como: Raúl
Ferrero, Alberto Borea, Luordes Flores, Javier Valle Riestra, Felipe Osterling,
Roberto Ramírez del Villar, Gaston Acurio (Padre), entre otras personalidades.
La democracia no solo debe resaltarse por la
participación de la ciudadanía en elecciones, sino en toda acción clave para
nuestra vida en comunidad. El espíritu democrático puede verse expresado en el
nivel de convocatoria que hagamos a nuestros vecinos para una causa benéfica,
en la voz de protesta que levantamos ante un acto reñido contra los máximos
principios de la humanidad. La activa participación y la acción principista que
tenemos para exigir el cumplimiento de una obra ante una autoridad pública, y
así por el estilo.
El Congreso de la República no se exime de
esta responsabilidad, el primer poder del Estado cuenta con un programa de
participación ciudadana que brinda capacitaciones en una diversidad de temas como:
participación política y ciudadanía, procedimientos parlamentarios, relaciones
parlamento – ejecutivo; pero es importante que esta oferta académica se
descentralice y no solamente se limite a la impartición de cursos a distancia,
sino que es necesario que sean presenciales, que lo perfile en un foro de
interacción social. Los colegios profesionales, como el de Abogados y
Periodistas, deben ser la base institucional del proceso de fortalecimiento
democrático, de una sociedad como la nuestra. Por ello, la preocupación por que
estas instituciones vayan muy bien encaminadas y que prime el respeto a los
estamentos en sus procesos de elección, así como la presencia que tengan en los
proyectos de desarrollo departamental.
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
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