Por: César I. Falla Figueroa (*)
Lo que compartiré en esta
oportunidad es resultado de la conversación con una gran amiga, fue una charla
muy amena, relajada, analítica y dinámica en el cual me permitió sacar
importantes precisiones, una de ellas es el hecho que cada ser humano tiene una
historia que contar, extraño ¿verdad? algo tan obvio pero que para mí era una
situación que sentía que recién había descubierto, fue muy loco.
Las personas desde que
tenemos uso de razón, estamos abiertos a escribir nuestra historia de vida y
vamos construyendo pequeñas experiencias que con el paso de los años se van
constituyendo en grandes historias y algunas otras no tan trascendentes, pero
igual las escribimos.
Hay historias que marcan
nuestra vida, que nos enseñan a punta de golpes a vivir y de la cual tenemos
que dar “Gracias” por la experiencia obtenida, sino preguntémosle a la cantante
Mercedes Sosa, que tan gratos tenemos que ser con nuestra vida.
Aquí, los co – protagonistas
de esas historias (si los hubiera) terminan siendo con sus buenos o malos
ejemplos, como una especie de maestros que nos ayudan a identificar en que
hemos fallado y que capítulos de tu vida no deberías repetir jamás.
En lo particular, pienso que
tenemos que sacarle lo bueno a esa experiencia o mejor dicho a esa historia
vivida y tenemos que verla así, puesto que de esa manera seremos capaces de
rescatar lo mejor de ella y que nos permita
elevarnos como persona, desde lo espiritual.
De las historias que vivimos
hemos saboreado, momentos dulces, momentos amargos y no tan amargos y respecto
a estos dos últimos, no podemos darnos el lujo de que la amargura llegue a
nuestro ser y que gobierne nuestra mente.
Creo que hay la necesidad de
liberarnos de cualquier carga pesada y dar la oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos y tener la
grandeza de perdonar al otro o la otra, en silencio (sin que se nos pida), ello
nos ayudará a liberar y a vivir sin cargas y con una energía positiva.
Así como una mirada de la
vida y de tu propia vida, mucho más optimista. Esto tiene que ver mucho con el
amor propio, el cultivo y la práctica de principios y valores y por ende de un
estado de salud mental adecuado vinculado a lograr un bienestar emocional.
Las historias que vivimos
vengan desde el ámbito que vengan, sean estas positivas o negativas, sirven
para crecer. Si hay un efecto contrario a ello, estoy convencido que no hemos
aprendido nada de la vida.
Siento que las consecuencia
negativas que te trae la historia vivida, por ejemplo si se trata de una
experiencia sentimental, estoy seguro que el dolor y la tristeza hacen que la
aceptación y la transformación sea más firme, más sólida y alcanza una madurez
a prueba de balas.
Los que vivimos
intensamente, nunca paramos de escribir historias y conforme pasan los años,
asumo que hay que ver y enfrentar lo que sucede en nuestro entorno de manera
más reflexiva, serena, crítica y porque no decirlo, retadora.
La vida es un aprendizaje
constante, y el escribir estas historias, es parte de aprender y de hacer
nuestra tarea en el presente. No importa que te equivoques y que cometas
errores. Lo importante es aprender y que todo ello, nos da la posibilidad de
ver la vida de manera más flexible y de manera más integral.
A cierta edad, lo importante
es vivir no estando muy pendiente de lo que pase a futuro, sino que
enfocándonos fundamentalmente en el presente. Pero, si llega el infortunio
sabiendo tomar las decisiones correctas en el espacio y en el momento preciso.
Ello para mí, es un signo de verdadera madurez.
Una de las cosas que tenemos
que tener muy en cuenta, es que no tenemos que esperar a estar moribundos para
manifestar nuestro arrepentimiento de no haber hecho cosas que nos hubiera
gustado hacer.
Amigos, los invito a vivir.
Es en ese camino de lucha, que posiblemente lleguemos a conquistar nuestra
tranquilidad, en algunos casos y nuestra felicidad, en otros, o tal vez conquistemos
ambas cosas… ¿Quién sabe?
*Licenciado
en Ciencias de la Comunicación
Magister en Ciencias de la Educación
www.cesarfalla.com
Puedes ver este artículo en: https://migaceta.com/todos-tenemos-una-historia-que-contar/
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