Por:
César I. Falla Figueroa*
Por estas fechas nos
encontramos celebrando el Día del Periodista, por ello he querido compartir con
ustedes, un indicador que es determinante en el futuro de la comunicación
social en nuestro departamento; como lo es la situación de las escuelas de
comunicación; frente al comunicador que está egresando de nuestras
universidades y el aun discreto y no tan competente rol que viene cumpliendo en
nuestra sociedad, con ciertas excepciones. Este es un tema que a lo largo de mi
vida periodística, he criticado de forma considerable; pero a manera de aporte
y con la mejor de las intenciones. Siempre expresando que es lo que se debe de
hacer, desde mi modesta perspectiva como comunicador, pensando en la mejora de
este esperanzador proceso de enseñanza. Y me preocupo, por que es en estas
organizaciones, donde se cultiva el futuro de nuestro periodismo y en el que se
debe poner el mayor de los esfuerzos, por parte de quienes la dirigen.
La currícula académica en
estas escuelas, tiene que ser revisada constantemente, el conocimiento se va
renovando cada vez en periodos más cortos. Su propuesta formativa, debe incidir
en el afianzamiento de la lectura, en la producción de textos, en la investigación
de la realidad, en la internalización de valores como: la honestidad, la ética
y la responsabilidad y en la lucha constante por acercarse a la verdad, en la
profundización de la sensibilidad social y en el uso de herramientas
tecnológicas, que le permitan estar acorde a lo que exige el mundo actual; elementos
que terminan siendo, bases fundamentales en el desempeño profesional de
nuestros futuros colegas.
Me muestro públicamente en
desacuerdo, a la tendencia de los estudios de periodismo y comunicación, más orientados
al aspecto técnico que al aspecto social y cultural. Al punto que ahora
apreciamos jóvenes que trabajan en medios televisivos de la localidad, que
realizan funciones de camarógrafos y reporteros a la vez. Soy del concepto, que
cada profesional tiene que estar en la tarea que le corresponde ejecutar, no podemos
por criterios de costos simplificar, ni con esto minimizar las labores de un
determinado equipo periodístico. Muy bien en la formación integral, y en la
idea que el periodista debe desarrollar capacidades y destrezas, en todo lo que
concierne a su profesión. Pero los medios de comunicación, como es el caso del
televisivo; requieren de profesionales especializados en una labor. El trabajo
de los medios de comunicación, es complejo, porque se expone a audiencias,
televidentes y cibernautas que aún le creen a los medios y que van a influir en
su comportamiento, por ello merece la presentación de un trabajo periodístico
de calidad; que informe, eduque, oriente y si el caso lo amerita, sea capaz de
entretener.
Esta problemática pasa
también por la calidad de docentes que tenemos en nuestras universidades. Es un
triste panorama, que hay catedráticos que nunca han leído un libro en su vida y
mucho menos de periodismo, que no cuentan con la experiencia laboral suficiente
para ejercer una cátedra universitaria, ni mucho menos el prestigio profesional
que es imprescindible para desempeñar este sustancial papel, ni hablar de las
condiciones morales y éticas que deben ser imprescindibles a un profesional de
esta talla. Que están al frente de una cátedra, por el amiguismo o el padrinazgo
que aun cunda entre nosotros y cuyas consecuencias vemos a egresados que están
poblando de mediocridad, los medios informativos locales y nacionales.
Como también hay docentes
que son verdaderos maestros y que tienen la capacidad de prestigiar a la
universidad donde laboran. En ellos, recae en parte la responsabilidad de
transformar, el aun primario nivel en el que se encuentran las escuelas de
comunicación en nuestro departamento. Debemos entender que el docente
aniversario, más aun de comunicación y/o periodismo; debe ser un modelo a
seguir por los estudiantes. Debe poseer todos los argumentos necesarios que lo
configure como un guía y formador de aquellos muchachos que quierenabrazar esta
noble profesión y a partir de ella, aportar al desarrollo de la colectividad y
de las organizaciones, de acuerdo al ámbito donde se desenvuelvan.
La proyección a la
comunidad, tiene que ser una de las prioridades de estas escuelas. Los
comunicadores no podemos actuar de espaldas a la realidad. Nuestra labor tiene
que estar relacionada a las aspiraciones, a la problemática y a las necesidades
de la población; es parte elemental de nuestro encargo social. De ella
aprendemos cada día, es ahí donde nos damos cuenta del valor de nuestra
profesión. Panorama social, que debe servir a estas escuelas como material para
interpretar, analizar y socializar entre docentes y estudiantes.
Nuestras escuelas de
comunicación, en una etapa de franco acercamiento a la sociedad y más aun de
aquella que está cercana a su propio entorno, debe tener la capacidad de
convocar a instituciones periodísticas, como: el Colegio de Periodistas del
Perú (Consejo Regional de Lambayeque) y la Asociación Nacional de Periodistas
Filial Chiclayo, entre otros valiosos gremios periodístico, para cambiar. Es necesaria
esta interacción, en pro del desarrollo de una mejor comunicación y un mejor
periodismo. Nuestro país y en especial Lambayeque, lo merece. Desde mi punto de
vista, ese es el horizonte. ¡Feliz Día colega Periodista!
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
www.cesarfalla.com
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