Por: César I. Falla Figueroa*
El domingo 16 de marzo, fue
uno de los días más angustiantes de mi vida y del cual nunca pensé encontrarme.
Jamás imaginé que un Presidente de la República iba a tomar aquella decisión
que alteró bruscamente la vida de la mayoría de peruanos y que sin duda, ha
terminado por cambiarle la vida a muchos de ellos. Soy de las personas que
planifico lo que tengo que hacer en la semana o en el día posterior; justo
domingo en la noche llega el mensaje presidencial, un día y un momento del día
usualmente tranquilo en la que solo esperas acabar de la mejor manera tu
jornada de fin de semana.
El Sr. Vizcarra anunció en
la pantalla chica, que al día siguiente comenzaba un estado de emergencia que
restringe los derechos constitucionales vinculados al libre tránsito y el
derecho a reunión, con excepciones que ya todos sabemos y una cuarentena que
debió ser tratada de manera más humana y digna. Ese domingo, la noticia me
llenó de terror, lo primero que hice fue ver la alternativa para solucionar los
problemas que en ese momento ya se presentaban. Como es comprensible, tomé una
mala decisión que es materia de otro tema. Pero ya al recobrar la conciencia de
la situación en la que me encontraba, tomé valor y me hice cargo de la realidad
adversa que me tocó vivir, como pasa con muchos peruanos.
Momentos como los que estamos
pasando pone aprueba la resilencia del ser humano, en la que dicho sea de paso
los peruanos estamos habituados, por los diversos acontecimientos nefastos que
se han presentado en nuestra historia y que nos impulsa a ponernos de pie; poner
el hombro, levantar la cara y echar para adelante a pesar de la cruel situación
que vivimos.
Como verán amigos lectores; las
restricciones y la cuarentena, significaron una oportunidad para poner a prueba
mi capacidad de tolerancia, empatía y comprensión. Así como la de reinventarme y
descubrir cosas nuevas que eran muy difíciles de sacar adelante para mí, en un
ritmo de vida normal; aprendí algo de cocina, algo más de tecnología (merced a
los tutoriales de youtube), preparé algunos materiales de trabajo, leí algunos
libros que obedecen a temas de mi predilección, hice algunos cambios e
implementaciones en casa y algo importante estreché un poco más mis vínculos
con parte de mi familia.
Pero también, ha permitido
que me reencuentre con varias pasiones que había dejado en el pasado y que de
alguna forma han dado un giro interesante en los propósito de mi vida, tal vez
como desafiando esa planificación del cual me refería líneas arriba y de la que
hacía gala. Incursioné en la enseñanza de un curso virtual relacionado a mi
carrera profesional, volví a escribir artículos en una columna de opinión, hice
grabaciones en vivo gracias a Facebook Live y retomé una actividad que
significó mis inicios en el periodismo, que son los comentarios políticos en un
programa online del cual llegué a simpatizar desde el primer momento, ¿se
imaginan la emoción que me embarga esta última tarea? Labores que me llenan hasta
lo más profundo de mi ser y que me hacen sentir mucho más vivo, a pesar de las
dificultades y del escenario en que vivimos.
Asimismo, ha sido la
oportunidad para reencontrarme conmigo y hacer más a menudo un análisis
introspectivo de mis metas en la vida, del papel que tengo en mi familia y de
mi real encargo social o algo así como mi encargo social 3.0., de las
equivocaciones y de los errores que cometí, de los aciertos y de los gestas
memorables de mi existencia, de lo que deje en el camino y lo que traté de
recoger.
En sí, ha sido un
aprendizaje muy simpático, catalizador y gratificante. Lo que inicio como una
tragedia dominical, ha sido para mí un capítulo de mi vida que no me lo podía
perder, no por la pandemia que ha sido muy desagradable y miserable, sino por
el tiempo que viví. Pero como todos, deseo que por más hermosa y épica haya
sido la experiencia de esta Cuarentena, esta tiene que acabar y ponerle fin lo
más pronto posible. Es altamente probable que buena parte de estas actividades
que menciono, tienen que continuar acompañándome en mi vida; por que suman, te
hacen crecer como persona y te consolidan como profesional.
Periodos de transformación espiritual
y social como este; ayudan a mejorar, a superar tus miedos, a ser un poco más
valiente que lo habitual, a repensar lo que planeabas para el día siguiente o
para el próximo mes, a creer firmemente en Dios, a comunicarte con El en
Oración, a poner en marcha valores como la integración, la solidaridad y la
fraternidad. Son los giros que se te presentan en este paso por la tierra y
tienes que saber por dónde van para entender su mensaje, para entender el
llamado y para entender tu misión. Estoy convencido que esta vivencia es una
señal de tu destino, del cual no puedes escapar y por el contrario tendrías que
abrazar.
*Licenciado
en Ciencias de la Comunicación
Magister en Ciencias de la Educación
www.cesarfalla.com
Puedes ver este artículo en: https://tugaceta.com/mi-historia-en-la-cuarentena/
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