Por: César Falla Figueroa *
Una vez más, el APRA toma el control del gabinete ministerial.
El hecho está consumado, pero Velasquez está descalificado moralmente para ser premier.
Alan García no tuvo peor idea que nombrar a Velasquez como su flamante mano derecha en el gobierno. Es una lastima que el presidente, tenga tan pobre criterio para elegir a sus ministros. A Velasquez el hecho de aumentar las planillas de compañeros apristas y de chiclayanos en el parlamento (comprobado por un diario nacional), lo descalifica moralmente para asumir dicha función. Pero esta muestra no es la única. Podríamos decir que el debutante premier, es lo que es ahora, gracias a su actitud abusiva y astuta, que sólo un pícaro como él puede tener.
Si hay algún responsable de la destrucción política del APRA en Lambayeque, ese es el nuevo mandamás de la PCM. Desde hace varios años, “el hombre fuerte de Lambayeque”, aprovechó de la manera más arbitraria su status político, para controlar las elecciones internas del partido de la estrella en el recinto lambayecano.
Precisamente en estas últimas, desde antes del proceso electoral hubieron notorias irregularidades que empañaron una vez más las elecciones apristas, que le iban a dar la oportunidad al partido fundado por Víctor Raúl, de hacer un giro importante en su historia política local. Por intermedio de sus operadores, el hábil parlamentario se encargo de utilizar recursos de entidades del Estado, para hacer una campaña interna, a favor del alcalde del distrito de San José, Andrés Palma a la Secretaría General de Lambayeque.
De otro lado, me parece inoportuno la decisión del presidente, de nombrar a Velasquez por su espíritu incondicional y “leal”. En situaciones actuales como la de nuestro país, de evidente crispación de nuestros departamentos, no era la mejor opción. ¿Es que García (ya ha estas alturas), no es capaz de convocar a una personalidad independiente, el cual respete sus decisiones con cierta autonomía, que tenga un perfil técnico y político a la vez, que de la talla para tan altísima y delicada responsabilidad?. Todo parece que no.
Si de algo se caracteriza a Velasquez en Lambayeque, es por “colocar” a sus compañeros y amigos en puestos públicos. En ese contexto, a partir de este premiarato, no dudo en afirmar que la mesa está servida para dar paso al copamiento con firmeza. ¡Que mejor oportunidad!, para empezar con fuerza el proselitismo político, en sus aspiraciones de lograr la presidencia regional, hecho que lo mantendría en su adicción más grande, el poder.
Es por ello, que no me llama la atención el cuestionado manejo administrativo del ahora máxima autoridad del gabinete, en el aumento de planilla de chiclayanos y compañeros. Esa ha sido y será su especialidad del sagaz e inescrupuloso legislador.
Para muchos resulta difícil de asimilar que el nuevo premier, era leal al presidente, ya que cuando el jefe de Estado, estaba asilado en Francia, Velasquez, en una oportunidad pedía la cabeza del hoy mandatario, ante las autoridades judiciales, a través de los medios de comunicación.
Que recuerde, la muerte de Ciro Fernández, quien lo acompañaba en ese momento a Velasquez, impactó muchísimo en el seno aprismo lambayecano, por lo que sé era un destacado joven militante, hijo del conspicuo líder aprista del mismo nombre, quien fuera fiel seguidor de Haya de la Torre. Según lo que se denunció en el momento era una emboscada de Sendero Luminoso, camino a Zaña, pero lamentablemente aquel asesinato no tuvo investigaciones concluyentes, en el que Velasquez, salió herido. Recordaran los viejos y los no tan viejos apristas lambayecanos, que Ciro era de la generación de Velasquez. Lo que sí es un hecho concreto es que aquel suceso, sirvió como trampolín para que inicie una carrera política exitosa, inimaginable para los chiclayanos.
La relativa buena imagen que ha proyectado el actual premier al periodismo y a la comunidad nacional, de un político decente y correcto, es falsa. Lo hecho en las planillas del congreso y la pésima fama que tiene en Lambayeque, por parte de los apristas y los no apristas, diluye en gran medida esa imagen.
Por lo demás, se trata de un gabinete cada vez con más apristas. Sin la menor trascendencia, salvo algunas excepciones. A mí perecer, es una pena que la constitución no impida prohibir a los parlamentarios, ha asumir una cartera ministerial. Tenemos que ser conscientes que el pueblo eligió a los legisladores para hacer sentir su voz en el primer poder del Estado, pero ¡que lejos estamos de ello! Además ya quedó en el olvido mantener la cuota de género que prometió el presidente como propuesta electoral.
Según el parecer del mandatario, minutos antes de la juramentación es bastante enfático. La lucha ideológica a partir de ahora, en un ámbito pre electoral será muy intensa y necesita de políticos que vayan en esa dirección para hacerle frente al panorama que se presenta. Con este concepto, tengo la percepción que al presidente parece que poco le importa la sostenibilidad de la democracia, sino la lucha política de la cual pueda salir bien librado, ante demandas y acusaciones propias del clima que se viene, e intente preparar su regreso en el acariciado 2016.
Si es así ¿para que puede servir el aparente estilo concertador y dialogante de Velasquez?, si la idea es otra.
En definitiva, da la impresión que para ser ministro de García se necesita ser aprista o mejor alanista con experiencia en la lucha parlamentaria y/o amigo del presidente, que no le hagan sombra y que le siga permitiendo ser la única “estrella” del gobierno.
Es probable que la vida de este gabinete sea medianamente corta, ya que el próximo año las demandas electorales, motiven quizá otra crisis que obliguen a García a poner fin a esta nueva administración política del gabinete.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación
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