Por: César Falla Figueroa *
Acto antidemocrático fue condenado por la comunidad internacional.
Nefastos acontecimientos, ponen en evidencia una vez más la debilidad del sistema democrático.
El pasado 28 de junio ocurrió en Honduras, un hecho que marca la historia del país centroamericano y del continente. El golpe de Estado, sucedió precisamente dos días antes de iniciarse la consulta popular para reformar la constitución, el presidente Manuel Zelaya, fue detenido por el ejército y llevado a Costa Rica.
La crisis tuvo su origen luego que el depuesto mandatario convocará a un referéndum para decidir si los hondureños querían convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna.
A decir de sus detractores, la pretendida reforma permitía a Zelaya, tentar un segundo mandato de cuatro años. Pero tenemos que ser sensatos en decir que esta consulta tenía el respaldo de las organizaciones obreras, estudiantiles y el partido de izquierda, Unificación Democrática. Se manifestaron en contra, la Iglesia Católica, la Corte Suprema, los propietarios de medios de comunicación y el partido liberal, del cual forma parte el derrocado gobernante.
El parlamento aprobó su destitución, sustentado en un informe emitido por una comisión del congreso que concluyó que el jefe de Estado violó la constitución, en el proceso para la no nacida consulta.
Asimismo, sus opositores señalaban que en dicha reforma, se planificaba destituir el poder judicial y legislativo a través de esta asamblea.
Por su parte, el hasta antes del golpe, presidente del congreso Roberto Micheletti, expresó que el referéndum que promovía el presidente no tenía validez jurídica y que en la ley de leyes vigente se considera un delito.
Los críticos confesos del mandatario indicaron que el mensaje implícito de la consulta era que el gobernante hondureña era permanecer en el poder. En medio de estos hechos, fueron secuestrados por las tropas insurrectos; los embajadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela y la canciller del país en conflicto, Patricia Rodas y la muerte del parlamentario César Ham.
La Organización de Estados Americanos, condenó de manera enérgica el golpe, exigiendo el retorno al poder del depuesto presidente.
Uno de los episodios vergonzosos de esta historia, es el hecho que los responsables del quiebre constitucional, cerraron los canales de comunicación para propiciar una inaceptable mordaza en la nación caribeña. Por si fuera poco, también cortaron los servicios de energía eléctrica y de televisión en general.
El legislativo hondureño resolvió que se había alterado el orden constitucional y jurídico del país y para consumar el golpe, nombró a Micheletti como presidente, prometiendo, aunque irónico que suene, un gobiernote conciliación, siendo esta actitud difícil de asimilar por la forma en que se dio esta designación.
Las reacciones no se hicieron esperar y desde la Casa Blanca, Hillary Clinton y Obama, han mostrado su gran preocupación por el atentado contra los principios democráticos. Se sumaron a la condena; Gran Bretaña, Francia y España, pidiendo que se reinstaure el orden en el plazo más breve. En tanto en América Latina, expresaba su rechazo al golpe de Estado. En especial, nuestro país que a través de un comunicado de cancillería insta a salvaguardar la institucionalidad democrática.
Los latinoamericanos, tenemos que ser conscientes que el lograr un sistema democrático, a pesar de su aún notoria debilidad, no ha sido tarea sencilla. Se ha constituido en un proceso que ha significado librar una gran batalla. E ahí la sensibilidad, cuando se producen nefastos acontecimientos de esta índole, que fractura la democracia y restringe vilmente las sagradas libertades civiles, por ello la sociedad civil y los medios de comunicación; debemos cerrar filas frente a este tipo de hechos que destruye la convivencia política y produce el divisionismo en este terreno.
En razón al proceso de globalización, tenemos que entender que estos lamentables y repudiables eventos no sólo perjudican a un solo país, sino a nivel mundial. Por ello, la respuesta inmediata de naciones tan lejanas geográficamente como República Checa y organismos multilaterales como la ONU y Mercosur, a fin de hacer respetar la constitución y los preceptos democráticos.
Desde este espacio que emerge desde lo local, pero con una perspectiva transcontinental, motivamos a las fuerzas políticas hondureñas a dialogar, debatir y consensuar aspectos que puedan contribuir a salir de esta crisis, pensando en la tranquilidad, la pacificación y el desarrollo de este pujante pueblo.
Pero también es una triste lección (sin intentar avalar el golpe) a nuestros actuales gobernantes a buscar los acercamientos y puntos en común con todas las fuerzas políticas, basados en la tolerancia y el respeto a los periodos de elección vigentes, que de intentar ser ampliados sólo generaría un desgaste político y propiciar la corrupción.
Tenemos que ser conscientes que más allá de un régimen presidencial, está la institucionalidad del Estado y el respeto a sus estamentos, la cual se debe preservar.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación
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