Expresión de Juventud

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En una de mis actividades profesionales como comunicador organizacional, al servicio de mi país.

Sunday, July 05, 2020

Cuando un amigo se va


                        Por: César I. Falla Figueroa (*)




Es increíble como esta pandemia de manera directa o indirecta te arrebata seres que quieres con el alma, que no siendo tu familia de sangre lo valoras tal como fueran. Hace más de una semana perdí a un ser humano excepcional se llamaba Carlos, un gran amigo de mi madre y un extraordinario amigo mío.


Recuerdo que nuestra amistad surgió y creció de manera espontánea, se fue dando con el devenir de los días, de los meses y de los años. En esta relación casi paternal, cada uno puso lo suyo, pero Carlos puso más; que aunque no estoy convencido de eso, creo que me quede en deuda con él.

Son muchas las anécdotas que compartí con el homenajeado, en este melancólico artículo que me permito socializar con ustedes, era uno de mis confidentes producto de la gran confianza que nos teníamos. A él, le compartía los momentos más lindos y los momentos más tristes que pasaba, para ambos casos tenía un mensaje con buena onda que decirme y yo lo escuchaba como se escucha a alguien con experiencia y con un mensaje fraterno.

Sé que es difícil llegar a comprender el cariño que yo sentía por mi amigo Carlos. Era un ser muy especial, como un gran guía, de él aprendí muchas cosas. Su vida era un ejemplo para todos los que lo conocieron. A veces lo encontraba en su trabajo, del cual era su propia empresa, y estaba durmiendo; optaba por quedarme quieto mirándolo, no quería despertarlo, y notaba paz que le daba su conciencia y Dios, como rindiéndole homenaje a su bella bondad.

Siempre lo consideré como un ángel que mi madre había traído a mi vida, cuando me hablaba sentía que el captaba lo que mi mamá quería decirme desde el Cielo, era tan asertivo conmigo, aún en los casos (mínimos) que no estábamos de acuerdo. Don Carlos, como lo llamaba, no lo consideraba un amigo, era más que eso, como creo que ya quedo claro.

Don Carlos cuando mamá partió, fue a su velorio y le habló como le hablaría un querido hermano y mi madre estoy seguro lo escucho con mucha atención. Tiempo después le recordé ese hecho y le dije que sabía perfectamente lo que le dijo esa tarde a mamá que consistía en un acto bondadoso que honró en vida.

Personas como él nacen cada 100 años, era un verdadero hijo de Dios, un apóstol de su evangelio, una persona que nació para servir y para decirle a todos que aún hay gente buena en este mundo. Estoy convencido que cuando partió ya tenía su pasaporte listo al firmamento, dispuesto a disfrutar de la gloria divina.

No me quiero imaginar cómo habrá sido ese encuentro con mamá en el Cielo, pienso que se habrán confundido en un fuerte abrazo y le habrá puesto al corriente como están sus hijos y su esposo, conociendo a Don Carlos, destacando lo mejor de cada uno de ellos.

Dice papá y yo también me comienzo a preguntar cada vez con mayor frecuencia ¿Por qué la gente buena, en su mayoría, se va pronto? Algunos dicen que Dios tiene planes distintos para ellos y otros mencionan que el propósito de su temprana partida es para que los podamos recordar jóvenes, ajenos a la vejez que a la larga trae también sufrimiento.

Lo concreto es que Don Carlos, Don Carlitos como le llamaba Papá, a quien lo consideraba como un hermano, ya no lo veré más en la tierra, ya no podré visitarlo y conversar con él largamente, difícilmente encontraré en este mundo material, alguien como él; con su calidez y su inigualable don de gente y todo ello me duele profundamente. Pero me queda tranquila la conciencia que le dije lo lindo que pensaba de él, en vida.

He llorado mucho su partida, no lo podía creer cuando me lo comunicaron en los exteriores de su trabajo, pero es cierto. Llamé a Pedro, un querido amigo de ambos, y me confirmó lo que no quería escuchar.

La muerte si bien es un paso natural a otra dimensión. En la tierra es gris, tiene una vibra pesada y negativa. Trae tristeza y desolación. Es que si hay Vida, tiene que haber necesariamente Muerte, y eso tenemos que internalizarlo ¡ya!, para no seguir sufriendo cuando alguien querido se va. Pero que estoy hablando, si siempre va a pasar lo mismo, es una realidad irreversible.

Volvía a llorar, cuando escuché aquella canción hermosa y triste a la vez, “Cuando un amigo se va” del genial Alberto Cortez. Melodía que simboliza el gran cariño que se puede tener a alguien supremo. Siempre tendré muy presente sus consejos que son y serán una doctrina para mi vida.

Nunca lo olvidaré Don Carlos. Dale un fuerte abrazo a mamá, tu amiga querida, de mi parte. Estoy apenado y sé que será difícil reponerme de todo ello. Pero tengo que aceptar que la vida es prestada y solo Dios sabe cuándo te lama a su reino.


*Licenciado en Ciencias de la Comunicación
 Magister en Ciencias de la Educación
 www.cesarfalla.com


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