César Falla Figueroa *
Alberto Andrade, asumió la política como servicio a los demás.
En un clima, donde los valores están tan venido a menos. Hay que reconocer que el peliagudo mundo de la política, es difícil ser sincero, honesto y señor. Precisamente esas eran las cualidades principales de Don Alberto Andrade, para quienes lo conocieron de cerca y que hoy lo recuerdan con una sonrisa, al producirse ya su partida, la cuál ha dejado una profunda huella como político comprometido con la identidad y los problemas de su difícil país.
Alegre, carismático y bonachón, así era Alberto Manuel Andrade Carmona. Nacido en la muy limeña vecindad de los Barrios Altos. Estudió en la Recoleta, en el Primer Colegio Nacional del Perú, Nuestra Señora de Guadalupe y Antonio Raimondi. Luego Derecho, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Creó la empresa de productos de cuero ALDA.
Estuvo casado, con la que fuera compañera de toda su vida, Anita Botteri, con quien tiene cuatro hijos.
Militante del Partido Popular Cristiano. Su ascendente carrera política, comenzó en 1984 en su condición de regidor en la comuna miraflorina, para luego ser su burgomaestre, durante dos periodos consecutivos 1990 a 1992 y de 1993 a 1995, logrando una votación record del 94%, cifra no superada hasta la fecha.
En Miraflores, ejecutó importantes obras, como la remodelación del parque central. Organizó un cuerpo de hombres de seguridad, llamado serenazgo, para enfrentar la delincuencia en 1990. Gracias a su decidida acción, se logró frenar el deterioro que atravesaba este importante distrito, cobrando notoriedad y reputación entre los limeños.
Es en este distrito, debemos reconocer su liderazgo, en el combate al terrorismo, siendo promotor de las marchas por la paz y la reconciliación nacional, recordemos que en su administración ocurrió el demencial atentado de Tarata, haciendo un llamado a desterrar la violencia y el odio.
Fundador del Movimiento Independiente Somos Lima en 1995, convirtiéndose después en el partido democrático “Somos Perú”, entidad que se constituyó por el pasar del tiempo en una agrupación municipalista. Conquistó la alcaldía de Lima, en los periodos de 1996 a 1999 y del 2000 al 2002. Precisamente es esta época en que recordamos una frase de antología que quedará grabada para la historia, al iniciar su titánica tarea vecinal, que rezaba “Vamos a limpiar las calles de basura y los municipios de corrupción”.
Durante su gestión municipal, se recuperó el emblemático Centro Histórico de Lima. Así como dar fin al caos del comercio ambulatorio. Hizo realidad obras como la Vía Expresa de Javier Prado, las remodelaciones de parques y plazas y puso en marcha el servicio de taxi metropolitano, a su vez uniformizó de color amarillo los taxis. Así como crear el programa “Adopta un Balcon”, que permitió recuperar setenta y dos de estos símbolos de Lima, con inversión privada. Asimismo, logró librar una dura batalla contra el sistemático plan de desprestigio del fujimontesinismo, haciendo prevalecer los derechos de la ciudad, defender las libertades políticas, de expresión y de opinión, viéndose peligradas por un régimen dictatorial. De esta manera en Lima, se instauró, la limpieza, el orden y la autoridad que necesitaba. Como no recordar, aquella noche en el programa dominical que conducía el polémico Nicolas Lucar, en donde se ponía en tela de juicio el principio ético del desaparecido presidente, Valentin Paniagua, en donde Andrade de forma enérgica, hacia frente en el propio set de televisión ante tan vil patraña.
A inicios de la presente década, postuló a las elecciones presidenciales, pero no corrió la misma suerte que en las elecciones vecinales, obteniendo un mezquino 3,0 % de los votos, continuando con su tarea edilicia al frente de “La Tres Veces Coronada Villa”.
En el 2002, su afecto por “La Ciudad de los Reyes”, lo llevó intentar un tercer mandato, pero la presencia refrescante y auspiciosa del chiclayano, Luis Castañeda Lossio, de la tienda política de Unidad Nacional logró vencerlo. Dejando atrás, la que fuera su promesa bandera, me refiero al funcionamiento de un sistema de autobuses rápidos, conocido como Lima Bus, semejante al trasmilenio de Bogotá.
Cuatro años más tarde, acompañó la candidatura de Ventin Paniagua , en calidad de aspirante a la Primera Viceperesidencia por el Frente de Centro, alcanzando ocupar una curul, siendo el más votado. Es en el hemiciclo, donde ocupó la Presidencia de la Comisión de Defensa del Consumidor y la Vicepresidencia de la Comisión de Inteligencia.
Del “Caballero de Lima”, (tal como lo bautizó su colega de bancada, Rosario Sasieta), siempre recordaremos su amor al Perú y de su legado sin par, cultivado en sus dos exitosas gestiones, liderando los destinos de la ciudad de Lima. Y por amarlo a nuestro país, hasta el último episodio de su vida, pensó en él, dándose el gusto de saborear unos tradicionales tamales y la muy peruana Inka Kola, acompañado de la melodía que lo acompañó toda su vida, la música criolla.
Su último deseo fue ser cremado y que le canten la canción 300 libras de oro, cuando sus restos ingresen al municipio capitalino y al parlamento nacional.
Varias son las personalidades de la política peruana, que han brindado sus expresiones de pesar, como el también ex alcalde de Lima y reemplazante en el congreso, Ricardo Belmont, quien lo calificó como una persona, con una capacidad de trabajo muy fuerte, señalando que seguirá su ejemplo. Por su parte el Presidente, Alan García, declaró que Andrade fue un político que trabajo por objetivos nacionales, más allá de cualquier diferencia partidaria, sin apetitos propios. En tanto la autoridad del legislativo, Javier Velasquez, afirmó que lamenta en nombre del Congreso esta irreparable pérdida, tratándose de un hombre de profunda vocación democrática. En tanto el actual responsable del Consejo Provincial de Lima, Castañeda Lossio, sentenció “Nos deja el recuerdo de una gran persona que hizo lo posible para hacer las cosas bien y con capacidad.
Andrade fue un padre y esposo ejemplar, un demócrata por excelencia, un hombre de paz y de trabajo, que concibió a la política, como un espacio de servicio público. Por ello su partida fue lamentada por miles de peruanos.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación
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