Por: César Falla Figueroa*
Chiclayo, se ha constituído en una de las metropolis
más importantes del país
Al escuchar una canción símbolo de Don José Escajadillo “Hay un pueblo llamado Chiclayo”, suscita en mi alma un sentimiento de orgullo por su historia, por su tradición, por su gente trabajadora y estudiosa, y por lo que significa para mí cada jirón, calle y avenida de este, siempre, acogedor y agradable territorio.
Les confieso que una de las cosas que me motivó a ser comunicador de profesión, fue el hecho de tener la cercana posibilidad de poner mi granito de arena para que Chiclayo alcance su desarrollo y que este se consolide en el futuro; persiguiendo día a día, en donde me encuentre, dicho propósito.
Es entonces, cuando me atrevo a ser la siguiente reflexión que hoy quiero, con la mejor intención, compartir con ustedes; muchas veces escuchamos de parte de los colegas, alocuciones como por ej.: “Que hacen los regidores, los consejeros, los congresistas, no hacen nada por la ciudad”, pero ciertamente no nos detenemos a pensar ¿Qué hacemos los comunicadores y periodistas por Chiclayo?
Más de uno dirá, “informar sobre los acontecimientos noticiosos y fiscalizar a las autoridades”. Pero si somos sensatos, ese es el trabajo habitual de todo medio de comunicación, que no marca diferencia alguna.
La labor periodística que desde mi modesto punto de vista, marca la pauta es la de orientar a la ciudadanía y la de presentar alternativas de solución frente a un problema, de los numerosos que tiene el lugar que nos vio nacer y a la serie de retos que el mundo postmoderno le plantea.
La realidad es que la agenda de los medios de comunicación en la actualidad, no tiene la menor trascendencia. Claro, con honrosas excepciones. Dimes y diretes de los políticos, crónica roja por doquier, sesiones de consejo acaloradas, etc., etc.; llenan las portadas y titulares de estos espacios y no son capaces de ir a los temas de fondo.
Quizás nos falte mayor conciencia de la problemática que atraviesa Chiclayo como son: la contaminación ambiental, su crecimiento desordenado, la nula aplicación y actualización de aquel famoso Plan de Desarrollo Urbano 2020, la pobre formación cultural de la mayoría de sus habitantes, la postergación de nuestros más importantes proyectos, entre otros tantos aspectos.
Estimados señores, desde nuestro espacio y con las nuevas herramientas tecnológicas que nos ofrece la era del conocimiento, sumada a las habilidades y competencias propias de un profesional de la comunicación de este tiempo, la pregunta cae de madura… ¿Qué no podríamos hacer por Chiclayo?
En cada uno de los medios en la que intervenimos, por poner sólo unos ejemplos, tendríamos la posibilidad de producir vídeos promocionales; a fin de propagar aún más ese gran valor turístico que posee nuestro piloto del norte, reportajes e informes que recojan la cruda realidad de aquellos segmentos más pobres, microprogramas de educación ciudadana que fomenten el cuidado del medio ambiente, generar segmentos que nos ilustren sobre temas del ámbito cultural, educativo, social y ambiental, propios de una ciudad en avanzada, considerada la cuarta más importante a nivel nacional.
El compromiso que asumimos los comunicadores y/o periodistas, desde que nos iniciamos en esta apasionante carrera es el de contribuir al progreso y bienestar de nuestra comunidad, es ahí donde radica nuestra identificación con su problemática y con la aspiración de cada uno de sus habitantes.
Desde esta tribuna, sólo queda desearles a los chiclayanos de nacimiento y de corazón, un feliz centésimo septuagésimo quinto (175) aniversario. Que esta celebración, aliente a los entusiastas colegas a trabajar por Chiclayo y así colocarla en el sitial que merece.
*Licenciado en Ciencias de la Comunicación
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
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