Por: César I. Falla Figueroa (*)
Caballero de Fina Estampa. Un lucero que sonriera bajo un sombrero… Caballero. Siempre me llamo la atención la elegancia de Chabuca Granda en la escritura de sus canciones y sobre todo en su interpretación. En lo particular, considero que el tiempo que Chabuca le cantó a su amado Perú fue la época de oro de la canción peruana.
María Isabel Granda Larco,
conocida en el ámbito artístico como “Chabuca” Granda nació el 3 de setiembre
de 1920 en el distrito de Progreso en la provincia de Grau (Apurímac). Se
constituyó en una letrista, cantautora y folclorista peruana. Tuvo numerosas
composiciones de música peruana y afroperuana, además de poesía y guiones
teatrales y cinematográficos.
“La Flor de la Canela”,
“José Antonio”, “El Puente de los suspiros”, “Fina estampa”, entre otras fueron
parte de su éxito internacional. A lo largo de su trayectoria musical, Chabuca
Granda pasó por la composición evocadora de una Lima selecta, melodías de alta
sensibilidad social, hasta la influencia de la cultura afroperuana plasmada en
su majestuosa labor artística.
Granda, fue un estupendo
referente para artistas nacionales de la talla de Susana Baca, Eva Ayllón,
Gianmarco y Juan Diego Flórez, Julie Freundt, entre otros. Y a nivel mundial,
por brillantes personalidades como: Caetano Veloso, Joaquín Sabina, Julio
Iglesias y tantos otros. Hace 3 años, su repertorio musical fue declarado
Patrimonio Cultural de la Nación y hace 1 año, el gobierno central le concedió
a título póstumo la máxima condecoración, la Orden “El Sol del Perú”.
Nuestra más importante
cantautora nacional, siguió estudios libres en el Instituto Femenino de
Estudios Superiores de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hecho que
sin duda contribuyó a marcar su perfomance como artista y su alta sensibilidad
por promover al país a través de sus composiciones.
En la vida de nuestra
Chabuca, habría que recordar que en 1937 forma parte del Dúo Luz y Sombra, con
Pilar Mujica Álvarez – Calderón, interpretando música mexicana, hecho que las
llevó a exponer su arte en famosas radioemisoras de aquel tiempo, como Radio
Miraflores y Radio Nacional.
En 1940, constituyó un trio
con las hermanas Martha y Rosario Gibson. Dos años más tarde contrajo nupcias
con el militar brasileño Enrique Fuller da Costa, teniendo tres hijos,
resultado de esa unión: Eduardo Enrique, Teresa María Isabel y Carlos Enrique
Fuller Granda.
Ocho años más tarde se alzó
con el triunfo organizado por la Municipalidad de Rimac con su tema “Lima de
veras”, siendo su inspiración la Lima del siglo XX. Prueba de ello, además del
tema mencionado es “Fina Estampa” dedicado a su padre, “José Antonio” en honor
al criador de caballos de paso José Antonio de Lavalle y García y el tema
“Señora y Dueña” melodía compuesta a su amiga y madrina de su tercer hijo,
Mocha Graña (la primera diseñadora de modas del Perú).
Ya en 1950, Chabuca compuso
la canción “La Flor de la Canela” en honor a Victoria Angulo, una lavandera
afroperuana y donde trasluce la imagen de una Lima antigua y señorial. Capital
de la República que conoció por medio de su padre, la del popular distrito
barranquino con sus grandes casonas afrancesadas con grandes portales y
jardines.
Su máximo éxito como
compositora nacional lo logró por el año 1954 cuando el conjunto “Los Chamas”
cuando grabó “La Flor de la Canela”, traspasando las fronteras del país, hasta
constituirse en una de las canciones banderas de nuestra patria.
En 1961, reafirmó su fama
con un álbum llamado “Lo mejor de Chabuca Granda”, convocando a sus intérpretes
predilectos como: Los Cinco, Los Troveros Criollos, Los Chamas y la gran Jesús
Vásquez. No solo se valora la calidad interpretativa y los temas de los
participantes, sino también la calidad de sonido, por lo cual es considerada
como una de las mejores producciones en la historia de la música nacional. En
esa medida, en 1962 Chabuca publica su primer álbum donde cantaba:
“Dialogando…” donde constituyó dúo con el guitarrista Oscar Aviles.
Impulsada por la Revolución
Cubana de la década del ´60, la ahora centenaria Chabuca Granda escribió “Bello
Durmiente”, composición donde expresa su amor por la patria y que de manera
colateral critica el segundo gobierno de Manuel Prado y Ugarteche.
Asimismo compuso melodías
dedicadas a jóvenes revolucionarios, como “No lloraba… sonreía” y “Si fuera
cierto”, donde recuerda a la notable folklorista y cantante chilena Violeta
Parra y otras composiciones como “Las Flores buenas de Javier”, “El fusil del
poeta es una rosa”, “Silencio para ser cantado” o “Una canoa en Puerto
Maldonado” en memoria a Javier Heraud, poeta y revolucionario peruano.
Con el paso del tiempo en
1965 acompañada del maestro Oscar Avilés, participó en la VI edición del
Festival de Viña en Chile, el evento musical más importante de América Latina.
Para la década del ´70 se encuentra comprometida al renacimiento de la
corriente musical afroperuana con ritmos como la marinera, el festejo, la
zamacueca y el landó, con la inserción de instrumentos como el cajón peruano y
el zapateo. Es en ese contexto donde nace su magnífica relación con el mítico
Caitro Soto, cultor de esta corriente y ello trajo consigo con Perú Negro.
Chabuca Granda se fue al
infinito un 8 de marzo de 1983, dejando un maravilloso legado cultural y
artístico que nos da un motivo más para sentirnos orgullosos de ser peruanos.
Sus restos descansan en el Cementerio El Ángel de Lima.
*Licenciado
en Ciencias de la Comunicación
Magister en Ciencias de la Educación
www.cesarfalla.com
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