Por: César I. Falla Figueroa*
Mi
madre solía decir “yo siempre he querido a ese colegio”, refiriéndose al
Centenario Colegio Nacional “San José”, eso es lo que escuchaba casi siempre al egresar y durante
mi permanencia en el mencionado plantel. Mamá amaba al San José, creo que desde
la primera vez que fue a separar mi vacante. Era increíble y admirable el noble
sentimiento de mi madre al plantel granate.
Ya
habiendo pasado 22 años de haber egresado de mi colegio, considero que ha
crecido mi compromiso para con el presente y futuro para con el que significó
desde 1993 hasta 1998, mi segundo hogar que me dio grandes lecciones de vida.
Jamás olvidaré aquella tarde cuando tuvimos que despedirnos. Ese día sentí que
había sido un privilegio pisar su suelo.
El
San José, fue el espacio que me enseñó a conocer mucho mejor la situación de mi
país por las diversas realidades de mis compañeros de aula y de otras aulas,
algunos con comodidades para dedicarse a sus estudios con tranquilidad y otros
con apremios ya que tenían que compartir sus actividades entre el estudio y el trabajo
pero igual de brillantes. Hoy, todos ellos grandes profesionales.
Mi
eterna gratitud a mis queridos profesores como Luis Ríos Garabito, María Pérez
Yturregui, Gastón Godfrey, Delia Orué, Mallqui,
Vallejos, Osores, Mondragón, Martínez, entre otros; quienes con sus enseñanzas
han forjado hombres de bien al servicio del país y de nuestro amado Lambayeque.
El
Colegio Nacional “San José” tiene una tradición y un prestigio que cautelar y
ese es el compromiso del cual cito, líneas arriba; como egresado de sus aulas,
como chiclayano y como profesional de las comunicaciones.
La
promoción María Reich Neumann 1998, tiene un gran desafío en el presente y en
el futuro, una promoción de ex alumnos que hoy destacan en diversos campos de
la actividad humana como: la Medicina, el Derecho, la Educación, la Ingeniería,
entre otros. Desafío que exige el rigor de la coherencia y la madurez para
cumplir cabalmente su función. No se trata de quedarnos como un grupo sino como
un verdadero equipo de trabajo.
Nuestra
promoción tiene que estar a la altura del legado que deja una gran personalidad
que hoy brilla con luz propia en el firmamento, mi hermano de alma Luis Chicoma,
solo por poner un ejemplo. No podemos renunciar a esa responsabilidad. Cada
miembro de esta bendita promoción tiene que sentirse parte importante de este
trabajo.
Desde
mi modesta percepción, nuestro grupo tiene grandes tareas por desarrollar que a
continuación me tomo la libertad de señalar, la primera es hacer un supremo
esfuerzo por comprometer a todos los que tengan el interés de sumarse al
trabajo, en la labor de la junta directiva. La segunda, desarrollar un plan de
acción a corto, mediano y largo plazo. La tercera, obviamente ejecutar dicho
plan.
Una
de las tareas a corto plazo es inscribir la junta directiva de la Promoción
1998 a la Asociación de Ex Alumnos del CNSJ, hecho que nos permitirá
institucionalizar nuestro trabajo y engarzar los principios y el quehacer de
dicha asociación con nuestra promoción. Así como preocuparnos por tener una
placa recordatoria del quinto año de 1998 en nuestro centro de estudios, que
por omisión no la tenemos.
Otra
de las tareas es hacer los esfuerzos posibles por hacer un homenaje público a
los compañeros caídos durante la pandemia y luchar por la linda posibilidad que
la promoción 2021 del año bicentenario, lleve el nombre del Ing. Luis Edmundo
Chicoma Prado; por la trascendencia de su vida, por lo que significa su familia
y por el amor demostrado a su colegio.
Sumado
al inicio de las actividades mencionadas, necesitamos comenzar a organizar
nuestras Bodas de Plata que se celebrará el próximo 2023, no todos los días se
cumplen 25 años. Más allá de la pomposidad de una fiesta, es dejar huella con
nuestro nivel de organización como promoción y lo que somos capaces de hacer
por la ’98 y por el lugar testigo de nuestros sueños.
Necesitamos
constituirnos en aliados estratégicos del accionar de nuestro plantel; ya sea
cubriendo algún requerimiento importante y brindando nosotros mismos alguna
ponencia para los alumnos que contribuya a su formación. Ello nos mantendrá
cerca a nuestro colegio y sensibles a lo que ahí acontece.
Por
lo demás, le deseo lo mejor a quienes constituirán la junta directiva de
acuerdo al sistema de elección que la mayoría ha establecido en la primera
reunión virtual. Desde mi humilde balcón contaran con mi concurso, si así lo
tienen por conveniente.
Siempre
será un honor servir a mi colegio. Demos el ejemplo a las próximas generaciones
granates. A través de este artículo he creído conveniente compartir algunas
ideas para los que tendrán la responsabilidad de liderar nuestra promoción.
Por sus
profesores, por las formaciones de los lunes por la mañana, por la marcha y el
himno, por nuestra selección de futbol (campeona nacional), por las tardes en
la Biblioteca “Karl Weiss”, por su desaparecido Teatrín, por los que se fueron,
por los recreos, por lo vivido en las aulas, por su insignia, por su mística,
por su prestigio, por nosotros… puedo decir que ser sanjosefino es un regalo,
atesoremos el mismo con nuestro comportamiento y con nuestras acciones.
Sigamos
siendo embajadores de la historia y de la estirpe sanjosefina. Vivamos
orgullosos de los que marcaron la grandeza del Coloso del Norte del Perú. Nuestro
colegio espera mucho de nosotros. Es nuestro destino. Ayer, Hoy y Siempre…
Eternamente San José.
*Magister en Ciencias de la Educación
Email: cfallafigueroa@gmail.com
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