Por: César I. Falla Figueroa*
La Universidad es un gran foro de aprendizaje y de acción por excelencia y es en esa justa medida, que está en la responsabilidad y en el compromiso institucional de trabajar arduamente y de velar por la forja de una Cultura de Integridad Pública y aunado a ello una Cultura Anticorrupción. Pero, como en todo en la vida, comienza por casa y hoy lamentablemente apreciamos, con vergüenza ajena, universidades con problemas de desgobierno y por tanto de serios cuestionamientos a sus autoridades en ejercicio, sumado a las denuncias por irregularidades en su proceso de elección, solo por poner algunos ejemplos.
Considero que el proceso de Reforma Universitaria
tiene que ir acompasado con un titánico trabajo de instaurar en estos Templos
del Saber un comportamiento íntegro y una clara vocación de tolerancia cero a
la corrupción; por parte de toda la comunidad universitaria, comenzando por sus
líderes y que esto sea influjo para todos los estamentos universitarios.
Lo señalado es en el ámbito interno, pero existe a su
vez un ámbito externo que atender y aquí hay mucho por hacer. Las
Universidades, son por antonomasia espacios de diálogo, debate y propuesta y
precisamente ese es lo que se tiene que poner en marcha cuando se habla de
ética pública y combate a la corrupción.
Los jóvenes que se forman en las universidades tienen
que tener internalizado que en su actuar como estudiantes, como ciudadanos y
como futuros profesionales están en el deber de actuar con principios y
valores, considerando que este es un trabajo que comienza por el hogar y se
afianza en la educación básica regular y que en la universidad el tema tiene
que analizarse a profundidad, con capacidad de propuesta pensando en las
próximas generaciones.
Esta es una batalla de todas las universidades, pero
muy en especial de la universidad pública, porque está emocionalmente vinculada
con el progreso y desarrollo del país. La Universidad es pieza clave en esta
cruzada, necesitamos su presencia y su clase magistral, como en todos los
grandes temas del país y este vaya que es uno de ellos. El Perú no resiste más
conductas amorales y actos que denigran el funcionamiento del Estado. La
Academia, tiene la Palabra.
*Licenciado en Ciencias de la Comunicación.
*Magister en Ciencias de la Educación con Mención en
Docencia Universitaria.
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