Por (*) César Falla Figueroa
Semanas atrás el Consejo Nacional de la Juventud puso en marcha la Defensoría del Joven, oferta electoral que se hizo realidad gracias a la buena disposición de este organismo en favor de los desposeídos que ven vulnerados sus derechos y que sobre todo (pienso yo) se sienten desprotegidos y al margen del sistema social y política.
La Defensoría del Joven se perfila como una institución protectora y promotora de los derechos de quienes oscilan entre las edades de 15 a 29 años, que no encuentran dentro de los organismos públicos, un mecanismo oficial que defienda sus derechos de forma profesional, responsable y sin dilaciones en lo administrativo.
Este espacio público ofrece una serie de servicios: asesoría jurídica, psicológica y orientación vocacional, a cargo (según lo dicho), por expertos en cada una de las áreas, como ciudadano con ojo crítico sólo espero que sean verdaderos especialistas en cada uno de los campos competentes, considerando de que sus acciones dependerá el éxito de esta plataforma sustancial para la promoción y defensa laboral de la juventud, sobre todo por el camino que el destino le depara.
La creación de la defensoría trae consigo un mensaje valioso para la cultura social y política peruana posibilitando a la juventud impulsar su participación en la defensa de sus legítimos derechos, contemplados en la legislación nacional y en las normas internacionales.
Un servicio clave que brindará este órgano es el de asesoría jurídica que busca beneficiar a la juventud que no cuenta con los medios para pagar un abogado y de ellos hay muchísimos en el país, pero en mi modesta opinión más allá de una mera defensa , ya en el litigio, este servicio debería direccionarse a fomentar una campaña de orientación legal a los jóvenes que laboran en empresas públicas y privadas de cada jurisdicción del país en mutua coordinación con los municipios (ahí los regidores jóvenes tendrían una vital labor), consiguiendo que se informen y tomen conciencia del marco legal por el cual se rigen y en similar forma en otros temas de su interés.
Aprovechando este espacio para canalizar de manera clara, decidida y consecuente nuestras inquietudes, denuncias y quejas, para luego tener la posibilidad que estos pronunciamientos sean derivados a las instancias correspondientes.
La voz oficial del Consejo Nacional de la Juventud, Judith Puente de la Matta ha tenido la sutileza de garantizar el trabajo de la defensoría al efectuar los seguimientos del caso a fin de que los temas sean atendidos en el marco del debido proceso y cumpliendo los plazos estipulados por ley, que importante sería que esto se asuma como una política de trabajo a seguir para darle legitimidad, continuidad y si cabe el termino control de calidad al servicio.
Si algo deseo recalcar es en el hecho que la defensoría del joven se mantenga cerca de él, que efectúe una labor de acompañamiento en su desarrollo personal, laboral y profesional, que sea una organización de consulta permanente para todo aquel que la pida, que sea la mano amiga en los momentos difíciles que le toque atravesar.
No quiero terminar sin proponer desde mi espacio de comunicador y ciudadano creyente del potencial de la juventud peruana, que la defensoría sea un centro de afianzamiento multidisciplinario en el plano profesional, permitiendo a los estudiantes realizar sus prácticas en áreas como: derecho, psicología y comunicación.
Saludo la decisión política del Gobierno central y de la presidencia del CONAJU por dar origen a este organismo que de funcionar como se espera, se estará dando un paso gigante hacia la transformación de la sociedad joven del Perú, que tanto lo necesita.
(*) Comunicador Social.
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
fallacomunicaciones@hotmail.com
La Defensoría del Joven se perfila como una institución protectora y promotora de los derechos de quienes oscilan entre las edades de 15 a 29 años, que no encuentran dentro de los organismos públicos, un mecanismo oficial que defienda sus derechos de forma profesional, responsable y sin dilaciones en lo administrativo.
Este espacio público ofrece una serie de servicios: asesoría jurídica, psicológica y orientación vocacional, a cargo (según lo dicho), por expertos en cada una de las áreas, como ciudadano con ojo crítico sólo espero que sean verdaderos especialistas en cada uno de los campos competentes, considerando de que sus acciones dependerá el éxito de esta plataforma sustancial para la promoción y defensa laboral de la juventud, sobre todo por el camino que el destino le depara.
La creación de la defensoría trae consigo un mensaje valioso para la cultura social y política peruana posibilitando a la juventud impulsar su participación en la defensa de sus legítimos derechos, contemplados en la legislación nacional y en las normas internacionales.
Un servicio clave que brindará este órgano es el de asesoría jurídica que busca beneficiar a la juventud que no cuenta con los medios para pagar un abogado y de ellos hay muchísimos en el país, pero en mi modesta opinión más allá de una mera defensa , ya en el litigio, este servicio debería direccionarse a fomentar una campaña de orientación legal a los jóvenes que laboran en empresas públicas y privadas de cada jurisdicción del país en mutua coordinación con los municipios (ahí los regidores jóvenes tendrían una vital labor), consiguiendo que se informen y tomen conciencia del marco legal por el cual se rigen y en similar forma en otros temas de su interés.
Aprovechando este espacio para canalizar de manera clara, decidida y consecuente nuestras inquietudes, denuncias y quejas, para luego tener la posibilidad que estos pronunciamientos sean derivados a las instancias correspondientes.
La voz oficial del Consejo Nacional de la Juventud, Judith Puente de la Matta ha tenido la sutileza de garantizar el trabajo de la defensoría al efectuar los seguimientos del caso a fin de que los temas sean atendidos en el marco del debido proceso y cumpliendo los plazos estipulados por ley, que importante sería que esto se asuma como una política de trabajo a seguir para darle legitimidad, continuidad y si cabe el termino control de calidad al servicio.
Si algo deseo recalcar es en el hecho que la defensoría del joven se mantenga cerca de él, que efectúe una labor de acompañamiento en su desarrollo personal, laboral y profesional, que sea una organización de consulta permanente para todo aquel que la pida, que sea la mano amiga en los momentos difíciles que le toque atravesar.
No quiero terminar sin proponer desde mi espacio de comunicador y ciudadano creyente del potencial de la juventud peruana, que la defensoría sea un centro de afianzamiento multidisciplinario en el plano profesional, permitiendo a los estudiantes realizar sus prácticas en áreas como: derecho, psicología y comunicación.
Saludo la decisión política del Gobierno central y de la presidencia del CONAJU por dar origen a este organismo que de funcionar como se espera, se estará dando un paso gigante hacia la transformación de la sociedad joven del Perú, que tanto lo necesita.
(*) Comunicador Social.
Email: cfallafigueroa@hotmail.com
fallacomunicaciones@hotmail.com
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