Estimados Amigos:
El pasado 08 de mayo del presente, los peruanos y en especial los chiclayanos vivimos un momento muy especial y por tanto histórico. No pensé que los ojos de los peruanos podían ver a un connacional como Papa, como Obispo de Roma.
Robert Francis Prevost fue aquel hombre que durante la pandemia se atrevió a hacer una misa frente a mi querido Palacio Municipal y que le hizo frente, con lo que pudo, ante el golpe brutal que causó en nuestra ciudad.
Aquel misionero que dejó buena parte de su vida en nuestra patria y que se confundió con los peruanos; con sus tradiciones, con su música, con sus sabores, sus imágenes y su esperanza.
Hoy mi Chiclayo que amo y que extraño tanto, está en los ojos del mundo y bendito sea, que sea así. Espero que la presencia de León XIV, pueda inspirar a nuevos liderazgos jóvenes que se sumen a la transformación de la otrora ciudad, piloto del norte del Perú.
Leon XIV, Bendice al Perú y a mi Chiclayo, eres un hijo ilustre para los chiclayanos. Muchas gracias por acordarte de nosotros, en aquel mítico balcón de la basílica de San Pedro ante la mirada atenta de todo el mundo.
Ilumínanos, para estar juntos en comunión, preparando tu llegada.
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