El
Amor
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Por: César I. Falla Figueroa*
Tal vez no estemos
acostumbrados a leer una columna periodística que trate temas que no precisamente
son trascendentes en la vida política, económica y/o académica de nuestro país,
tal vez muchos de mis colegas no estén tan predispuestos a dedicar al menos una
edición a un tema tan sublime, que alimenta día a día nuestra alma y nos hace
mejores seres humanos, tal vez lo hemos dejado de lado y por tanto estemos
asistiendo a la actuación de una sociedad muy poco fortalecida de espíritu y
quizá algo frívola en su relación con el otro, empobrecida en sus valores y
robotizada en sus cotidianas actividades.
Pero hoy cerca a una fecha
tan importante para la humanidad, como lo es el Día de San Valentín; me atrevo
a romper con esa relevante monotonía y les hablo del amor, el valor más bonito,
que en esta publicación los invito a compartir.
Al acercarse frenéticamente
el Día del Amor y la Amistad (14 de Febrero), viene a mí mente un abanico de
imágenes, en el cual te hace ser consciente de las lecciones que te deja lo
vivido y te hace recordar que tu existencia estuvo marcada por una serie de
hechos que hoy se reflejan en tu personalidad y en tu visión que tienes de
cosas tan sensibles y a su vez tan lindas, como es el amor.
A los inicios de nuestra
vida, algunos lo conocimos en la vecinita de al frente y con esa primera
experiencia, llegó también nuestra primera declaración de amor. En la cuna -
jardín, a menudo nuestra mirada se inclino a la bella profesora que casi todos teníamos.
Confieso que no me pasó en el nivel inicial, pero seguro que a uno de ustedes
sí en la primaria; con “la gringuita” que comúnmente todos tenemos como
compañera en esta etapa. Ya en la época secundaria por criterios paternalistas,
estudie en colegio de varones y el amor migró del colegio a la calle y las
fiestecitas “sanas” de aquel tiempo; eran testigos de la sensación más hermosa
de nuestro ser.
Luego vino la academia y el
gusto por la chica con la que todos los postulantes a las universidades querían
“estar” y quizá fue el escenario propicio para el infaltable “No” necesario en
nuestro pasó por este planeta, que nos hizo “pisar tierra” y nos recordó que no
éramos “los únicos” y que hay gente que piensa distinto, luego nos enteramos
que acepto al que menos imaginamos, pero ¿porque extrañarnos? si esas cosas
tiene el amor.
En la Universidad, decir que
ya nadie robo nuestra atención es una vil mentira, es la etapa donde se dan,
habitualmente, las relaciones más sostenidas y que en varios casos los lleva
directo al altar, pero también los puede llevar al hospital, para asistir al
nacimiento del primer hijo.
Al terminar, todas estas
etapas nuestro pensamiento cambia un poco; vamos siendo más maduros y nuestra
atención se fija más que en el físico, en las formas de ser, en las
coincidencias del uno con el otro, en las reciprocas atenciones, en la
complementariedad y por ahí en la armonía que la relación genera entre ambas
familias. Encontramos que el nivel de comunicación que sostienes con la persona
que te interesa es clave, para lo que tal vez tú o en el mejor de los casos los
dos, piensan construir en el mañana.
En lo personal, como para
otros seres humanos; el amor no entiende de distancias, religiones, tiempos,
ideologías, condición económica, medios de comunicación ni edades. Creo en un
amor que fluya, sin límites, que no tenga fronteras y que nos encuentre en un
solo lugar “el paraíso”; que rompa barreras sin detenerse en ningún prejuicio
ni complejo, en la que solo importe lo que sientan ambos y cuan capaces sean de
ser felices, compartiendo un mismo sentimiento; el más bello de todos, sí
aquella indescriptible emoción que te arranca un suspiro.
Para que exista amor deben
ser dos, no solo es tarea de uno, si carecemos de esté fundamental requisito,
es solo una ilusión, una utopía y hasta un delirio. El amor no es sufrimiento,
dolor ni desdicha; el amor es alegría, gozo, dicha…El amor es la magia que nos
lleva a tocar el cielo, en la cual solo importan aquellos dos seres que por más
lejanía física existente; sienten que sus almas están conectadas y en el que
cada día el cariño crece sin pedir permiso a nuestra conciencia.
El amor rechaza a los
cobardes, para amar hay que ser valientes; enfrentar todo tipo de prejuicios y
obstáculos. Solo el amor, nos dará la fuerza necesaria para salir adelante y
luchar como dos titanes en busca de un trofeo… ¡la felicidad!
Confieso estar enamorado de
su belleza y de su cariño, de su trato y su cuidado, de su comprensión y de su
tiempo, de su presente y su futuro. Solo me importa su corazón y la dulzura de
su alma. ¡Feliz Día de San Valentín, amigos!
*Licenciado en
Ciencias de la Comunicación
Email:
cfallafigueroa@hotmail.com
